Capítulo 4

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Neela:

La alarma me despierta temprano en la mañana, debo llegar puntual, además no se conducir, tengo que pedir un taxi, trato de arreglarme lo más rápido que puedo.

El vestido quedó precioso, me queda como un guante. Dejo mi cabello rojizo suelto es bastante largo roza mi espalda baja y hace unos rizos preciosos, los tacones me hacen ver un poco más alta, aunque para el metro sesenta que mido necesitaría tacones de 15 centímetros, no estoy muy acostumbrada a usarlos. Maquillaje prácticamente inexistente un poco de rímel y labial. Creo que las pecas que bañan mis mejillas no se pueden ocultar con ningún producto existente en estos tiempos jiji.

El camino dura aproximadamente 30 minutos, debo darme prisa. Veo las puertas del elevador a punto de cerrar y me aviento sin pensarlo dentro, chocando contra una pared de granito, pero cuando noto el tejido sedoso de un traje comprendo que es el pecho de hombre y que es puro musculo. Me hace sacudirme y cuando sus brazos me rodean para impedir que caiga una corriente me recorre por completo, dándome un cosquilleo en el estómago, trato de subir la mirada, pero no puedo.

-Espera-esa voz profunda, ese acento-tu cabello se enredó en uno de los botones de mi camisa.

Me quedo lo más quieta que puedo, pero mi cuerpo tiembla, siento su corazón contar mi rostro y está acelerado. Su perfume, hooo dios ayúdame, su fragancia es tan deliciosa y embriagante, canela con limón.

Cunado logara liberar mi cabello me sostiene para que no pierda el equilibrio, estoy tan aturdida, perdida que muerdo mi labio con fuerza tratando de centrarme.

Levanto la mirada, es muy grande, esos ojos negros me estudian, provocando que mis mejillas ardan, son tan oscuros que no parecen naturales. Su cabello igual de negro parece teñido con carbón, contrastando con su piel más balaca que la nieve, con esos rasgos asiáticos perfectos. Estar en sus brazos se siente tan bien, mirar ese hermoso rostro también, sus labios se abren, mirando los míos. 

-Eros-pronuncio casi sin aliento, me estudia nuevamente.

-Neela-le sonrío de forma tierna y el suspira-no te había reconocido-me separa de él con delicadeza y a la vez con urgencia, haciendo que mi corazón se estruje por su actitud.

-Creo que es normal, llevamos años sin vernos, si no fuera porque eres bastante famoso creo que yo tampoco lo habría hecho-me sonríe de lado asintiendo.   

-Tienes una tarea muy grande-no lo dejo continuar.

-Callarle la boca al viejo insolente-él se carcajea negando.

-Iba a decir llevar mi agenda, pero supongo que eso también-sé que es broma, pero estoy demasiado perdida en él, en esa forma suya de hablar tan sensual, su acento es una mescla de ingles americano con japones, es fantástico.
Las puertas se abren en el último piso dejando ver a la recepcionista, la chica que vi ayer en casa.

-Tatiana mesúrale a Neela su despacho y dale todo lo que necesite. Voy tarde para la reunión-me mira directo a los ojos-cundo regrese nos pondremos al día con todo-asiento con la cabeza como una estúpida.     

La chica me conduce hacia un pequeño despacho justo al frente de una gran oficina, la separación es una pared completamente de cristal dejando ver claramente que es la oficina del CEO.

-No creas que te voy a tratar mejor por ser la hermana de Liam-dice la chica claramente molesta.

-No pretendía que lo hicieses ¿A qué viene tu mala actitud? Siquiera me conoces -le recrimino.

Eros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora