Neela:
Aurora revolotea a mi alrededor haciendo que el agua salpique mojando muchas partes de mi cuerpo. Me remuevo incomoda en el lugar, queriendo que algo increíble haga desaparecer ese líquido que me rodea.
Unas manos me toman por sorpresa, unas que conozco a la perfección, grandes con dedos largos y sencillos. Sus brazos desnudos me llaman la atención, las venas se marcan ¡dios se ven tan bien! pero lo que más me sorprende es la tinta negra que cubre algunas porciones de sus brazos, son de estilo limpio, muy sencillos, con trazos sumamente finos, el código Davinchi, junto a otras cosas que desconozco, como tres espadas cruzadas, en el otro tiene el sistema solar igual de finos y elegantes, mis manos lo recorren.
- ¿Cuándo los hiciste? -se ríe sobre mi mejilla.
-Cuando era joven-susurra en mi oído.
-Eso no es una respuesta exacta, solo tienes treinta y tres.
-Aún no los cumplo -dice divertido-faltan unos días. Me hice la mayoría a los 20, los de las piernas a los 23, aún estaba en la universidad en Japón.
Me giro entre sus brazos, suspiro fuerte, nunca lo había visto así. Un sencillo pulóver negro cubre su torso, acompañado por un fino shorts de franela, marcándosele mucho lo que tiene entre las piernas. Logro ver encima de su
rodilla una rosa negra de costado y en la pantorrilla de la otra asoma algo, es un samuray, pero el otro no puedo distinguirlo, creo que una serpiente blanca con una máscara, es un Goro Majima, son tatuajes japoneses, son extremadamente envolventes, oscuros, como él.-No soy el único que tiene-toca más abajo de mi cadera donde se encuentra la estrella de nunca jamás -el lugar de los sueños, una niña eternamente.
- ¡Ha... sí! ¿cómo fue que lo viste? -me giró rozando sus pies notando que lleva zapatillas, siempre tan precavido.
Lo miro directo a los ojos viendo como una sonrisa torcida y maliciosa adorna
su rostro.-No es mi culpa que tu vestido se subieses y que buscaras mi calor -me muerdo el labio inferior nerviosa, lo acaricia con sus dedos y eso solo me hace recordar como anoche los rodeabas con sus labios, tomando los restos de mis fluidos y como luego se los chupe, imaginado que era otra cosa, que me muero
por ver -no estamos solos-susurra con la voz ronca, cuando muerdo ligeramente sus dedos.Miro a lo lejos, mi hermano y Alexandra enseñan a nadar a Aurora, me pega a
su cuerpo sintiendo en mi abdomen lo duro que está y lo grande que es, la garganta se me seca, entreabro los labios mirándolo.-No sabes cuánto deseo besarte en este instante-su voz ronca me hace estremecer.
-Eros-pronuncio deseosa, haciendo cosquillas en su pecho.
-No me llames así, no lo resistiré-se separa de mí, no sé por qué me entristezco, me sonríe.
-Ben conmigo-me llama un poco fuerte y sé que lo hace para llamar la atención
de mi hermano-No te pasará nada-extiende sus manos y yo a pesar de todo le hago coso, mientras él me pasea por el agua. En un momento hace un asentimiento, pero sé que no es para mí, sino para Liam.Continúa guiando mi camino hasta que unas rocas grandes, hacen un tipo de posa, me toma entre sus brazos. Sin darle tiempo llevo mis manos a su nuca y enredo mis piernas en sus caderas robándole un gemido que es callado por mis labios, su lengua recorre mi boca de inmediato haciéndome estremecer y que unas palpitaciones devastadoras lleguen a mi sexo, necesito sentirlo, me muevo sobre su pene y él se queja.
-Neela-jadea sin aliento, mis movimientos aumentan-joder Neela -aprieto fuerte
su espalda-Mmmmmm-toma fuerte mi trasero asiendo los movimientos más certeros sobre su dureza, que me lastima muy placenteramente, pero se detiene.-Eros-su mano se cuela por mi short tocando ahí donde ese cosquilleo irresistible se me forma.
-Aaaa-gimo.
-Suuu-toma mis labios acallando mis gemidos, sus dedos comienzan hacer una clase de magia ahí debajo porque me está llevando al cielo. Su otra mano levanta mi blusa quitándomela, dejando mis senos al descubierto y cuando
aprieta mi pezón las palpitaciones aumentan tanto, que comienzo a moverme sobre su palma, sus labios imponen más fuerzas sobre los míos.-No gimas o nos oirán -me dice bajito con la voz deseosa-muerde-me da mi blusa y lleva mi frente a su hombro, levanto su pulóver colando mis manos, tocando su espalda, retiene un gruñido.
Uno de sus dedos hace círculos en mi entrada, golpeando y jugando, mientras otro hunde mi clítoris moviéndolo fuerte cundo siento su respiración agitada en mi cuello, el subir y bajar de su pecho y como pellizca fuerte mi pezón, no puedo evitar que se forme ese peso en mi vientre, necesito sacarlo, él me ayuda repitiendo la acción, pero ahora golpeando fuerte mi entrada hundiendo un poco su dedo.
-Dámelo lucecita, dámelo -demanda en oído y sus dedos impactan más fuerte en mi entrada, gimo y gimo mordiendo fuerte la tela entre mis dientes, cundo eso tan delicioso explota en mi interior haciéndome flotar.
Saca la tela de mi boca y besa mis labios lento, dulcemente. Nuestras respiraciones son entrecortadas, erráticas, el beso las va acompasando, hasta que envuelve mis trenzas en un puño mordiendo fuerte mi labio, pero se separa de inmediato, mirándome a los ojos. Su iris oscuro está cubierto por su pupila
dilatada, echa su cabeza hacia atrás apretando fuerte mi trasero.Veo su pecho subir y bajar, su manzana de Adán inquieta y como sierras sus ojos como si buscara control. Comienzo a besar su mandíbula, siguiendo por su cuello, meto mis manos por su pulóver tocando su torso bien trabajado, completamente definido y marcando con cada abdominal, voy bajando mis manos, pero él me detiene.
-Neela-pronuncia entrecortadamente- ¡no! -me quedó en blanco mientras me mira a los ojo- ¡no!
Dejo caer mis manos poniendo rápidamente mi blusa y me voy de ese lugar por muy buen nadador que sea, nunca será mejor que yo.
Llego donde mi hermano y Aurora que juegan a la pelota, pero sigo de largo saliendo del lago sin dar explicaciones. Mis movimientos son rápidos llegando pronto a la casa, cerrando con seguro mi habitación.
A los pocos minutos de llegar siento unos golpes en la puerta, pero me da igual. Me despojo de toda la ropa lo más rápido que puedo. Esta impotencia me consume. Me meto a la ducha, pero no puedo tranquilizarme porque él nunca me permitirá acercarme como realmente deseo.
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Eros
RomanceEros Hall un hombre que esconde secretos, un turbio pasado que tocará en la puerta de su presente. Cadenas. Una amargura que lo ata a la soledad. Sus fantasmas le impedirán acercarse a la chica que lo enloquece. A la chica que llevaba años sin ver y...