Capítulo 20

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Neela:

Me meto a la cama, le mande un mensaje a Alexandra diciéndole que me dolía la tripa y que me acostaría un rato, por supuesto ella no me lo creyó y me dijo que tenía que contárselo todo.

Siento unas caricias en mi cabello, sé que es él, su aroma a limón está por todas partes, de seguro tiene copias de respaldo de las habitaciones.

-Se que estás despierta -no le respondo, no quiero hacerlo.

-Neela, no me pidas algo que no puedo darte-esas palabras sí que me enfurecen.

- ¿Que no puedes? No me mientas, simplemente no quieres -mira mi cuerpo,
solo llevo un tanga de encaje que deja poco a la imaginación y una pequeña blusa que es como si no llevara nada.

-Que no quiero-dice exasperado poniéndose entre mis piernas-Mira cómo me pones joder -me golpea con su dura erección y siento como mi núcleo palpita -pero no puedo, algo me lo impide.

No le diré nada más, no puedo obligarlo y simplemente no tengo fuerzas ahora
para convencerlo de lo contrario, cierro mis ojos con fuerza.

-Vete -le pido bajito, su respiración se agita.

- ¡No Neela, no me iré! -dice seguro.

-Estoy respetando tu elección, ahora respeta la mía.

Sale de entre mis piernas y me giro de inmediato dándole la espalda, tapando
mi cuerpo en el proceso.

-Me estás castigando, no dándome una elección. Todo esto está pasando porque eres... -no llega a terminar la frase, pero sé perfectamente lo que quería decir.

- ¿Por qué? Termina, ya empezaste ¿Por qué? ¿porque soy virgen? Eso no es asunto tuyo-veo como tensa fuerte la mandíbula - ¡Nuca lo será! -aclaro asiéndole saber ver la gran verdad-Te aseguro que dejaré de serlo.

Me giro nuevamente dándole la espalda, pero de inmediato lo tengo encima levanta mis manos por enésima de mi cabeza, sujetándolas con fuerza con una de las suya.

- ¡Eres mía! -afirma con un tono tan posesivo que párese otro-en tu puta vida te tocará otro hombre, lo mato Neela-su voz suena como si de verdad fuera capaz-juro que lo mato, eres mía.

Se levanta sin decir palabra y yo me quedo congelada con tantas dudas. Me recrimina que soy virgen, sé que mi cuerpo se desespera con su cercanía, no puedo evitarlo. Lo que él me hace, siempre me deja deseosa. Necesito más y él está ahí, lo veo y todo se me enciende en cuestión de milésimas de segundos, lo quiero por completo, lo deseo a él y deseo que me muestre todo.

Joder tengo veinticuatro años y soy virgen, he oído las conversaciones de mis primas y yo quiero sentir eso. Un solo rose de Eros es mayor que todo lo que me han relatado, pero no me quiere tocar. A mí no me importa que tenga VIH, lo amo, aunque no se lo diga lo amo. Si me dieran a elegir entre alejarme o contráelo no tendría problema alguno de compartir eso con él, le quiero a él, le quiero por completo y eso implica apoyarlo y entenderlo, que se acepte tal y como es, nada lo hace menos perfecto, nada lo hace menos digno.

Me quedo dando vueltas todo lo que resta de tarde y noche sin salir de la habitación mirando el atardecer y como las estrellas llenan el cielo.
Alexandra vino hablar conmigo, ella lo sabe todo y dice entendernos a los dos.

Le dijo a mi hermano que seguía un poco mal,él vino a verme junto Aurora,no se lo creyó, pero igualmente no dijo nada. No he vuelto a ver a Eros y al parecer ellos tampoco, no sé dónde está, mi sobrina se quedó un largo rato conmigo, hasta que Liam se la llevó pensando que ya dormía.

En la madrugada siento cosquillas en mi espalda y como deja un tierno beso en
mi mejilla.

-No me ignores, sé que estás despierta-suspiro y unas inmensas ganas de llorar se me vienen encima- No me fuerces Neela, no puedo, simplemente mi mente me dice que no.

Eros Donde viven las historias. Descúbrelo ahora