9.

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La razón por la que me alejé de Lanzani es porque de todos con los que había tenido citas, era el que me parecía más interesante. ¿Cómo podía pasar algo así? Si en mi cabeza éramos todo lo opuesto. Comencé a tener más citas y salidas con diferentes personas, un poco más públicas algunas, otras más privadas, pero en la mitad de la cena o lo que fuese me aburría un montón, quizás aún no estaba lista para esto y simplemente tenía que buscar a alguien provisorio.

—¿Vas al juego de Lanzani? —preguntó Eugenia y negué— Pero se van a ver

—Sí, quedamos de vernos, le dije que conocía este lugar perfecto y que yo me ocuparía del panorama, es muy gracioso porque siempre estamos compitiendo por quién le da órdenes al otro, me vuelve loca eso —sonreí— A veces me dan ganas de decirle, sabes que... lo único que quiero de ti es que vengas a mi cama

—Dile —dijo Eugenia

—No, es demasiado directo, puede salir corriendo. Hay hombres que les asusta ese poder femenino —dije riendo

—No creo que Lanzani sea un tipo fácil de asustar, le has dicho o hecho cosas peores, por ejemplo, si yo te hubiese visto con ese varón tomando desayuno con el pelo mojada, ya te hubiese bloqueado —respondió mirando sus tostada

—¿Piensas que Lanzani va a su departamento a esperar que yo lo llame? Debe tener todos los días una diferente en ese lugar —respondí con seguridad— Conmigo se hace el buenito y dulce, pero estoy segura que es un mujeriego como todos esos —Euge me miró con una leve sonrisa y no hizo nuevos comentarios— ¿Qué piensas? Ya sé que quieres decir algo y no lo haces

—No nada, es que hace tiempo no te veía nerviosa o ansiosa por ver a alguien, pero como estás en modo chica mala, no voy a decir nada —dijo sonriendo

—Ya lo dijiste, no estoy nerviosa por verlo, es que siempre sale con cosas diferentes o raras, ósea la primera vez que nos vimos como para conversar...

—La primera cita —me interrumpió y negué— Ponle nombre, eso fue una cita, en tu habitación del hotel, donde pudiste quitarle la ropa —levantó las cejas— Pero no lo hiciste, ese es un punto importante para anotar

—La primera vez que nos vimos... no me interrumpas por favor, gracias! Vino literalmente roto, no se podía mover, ¿cómo puedes reaccionar ante eso? —dije riendo— Luego le dije que nos viéramos en mi casa y me dijo que no, que ahora sería en la suya, no estoy acostumbrada a que me digan que no —Eugenia soltó una carcajada— Santiago me peleaba todo al final de la relación, pero es el único que se atrevió

—Y por eso se terminó—se buró— Bueno querida, no estás saliendo con un chico bajo perfil, es un hombre con carácter, si quieres uno que te diga si a todo entonces busca a otro, quién te entiende mamita

—Veamos que sale de esto, no seremos nada serio de ninguna manera, pero estoy segura que nos vamos a divertir mucho —dije mirando mi celular— Me gusta cuando me escribe mensajes, siempre me está haciendo planteos ridículos, es un niñito. Lo que más le enoja es que use la polera de otro jugador que no sea el

—¿Por qué lo haces entonces? —dijo Eugenia riendo— Ya hablamos de este tema, ¿no? —asentí— Lo haces para joderlo, ok. Que sana de mente —solté una carcajada— No lo jodas demasiado, puedes influir en su desempeño como jugador

—Por el contrario, lo estoy inspirando para que sea el mejor —sonreí y ella blanqueó los ojos

Cuando terminamos de comer nos fuimos al estudio, estuve con nuevos productores buscando sonidos que me llamaran la atención, hicimos algunas grabaciones y luego volví al departamento donde estábamos parando. Euge pidió comida y yo prendí el televisor, con mucho esfuerzo busqué FOX hasta que lo logré, las Águilas iban ganando 27-15 a el equipo de Miami, todo el tiempo el estaba en cámara, dándole órdenes a sus compañeros hablando con el entrenador, cuando se quitaba el casco quedaba con ese bandana blanca que tenía el logo del equipo, le quedaba espectacular.

Un amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora