32.

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Durante mucho tiempo le había prometido a mi pequeño Peter que íbamos a disfrutar de un partido de las Águilas en el estadio juntos, cada vez que lograba obtener el dinero para conseguir los tickets, los aumentaban de precio o tenía que usar los ahorros en otro tipo de gastos, hasta que finalmente con todas las casas extras que hice, lo conseguí, obtuve boletos para una final de conferencia. Aunque me sentía un poco mal gastando esa cantidad de dinero para ver un partido de fútbol desde tan lejos, tenía que cumplir con mi promesa.

—¿Si ganan este partido vamos a la final, no? —preguntaba mi pequeño Peter, mientras yo le doblaba la camiseta de las Águilas, que heredó gracias a uno de mis jefes— Tengo la 11 —se apuntó el número con una sonrisa— ¿Cómo la conseguiste abuelo? —preguntó con una sonrisa

—Es un regalo, no hace falta tantos detalles hijo —toda su felicidad me tenía muerto de amor, Peter era un chiquito muy tierno, cuando sonreía lo hacía con los ojitos completamente chinos, me recordaba mucho a su mamá de pequeña— Si ganamos este partido en casa, vamos a la final —suspiré— ¿Estás listo para ver tu primer partido en el templo máximo?

—¿No te parece que estás exagerando un poco papá? —dijo Claudia riendo— Pásenlo muy bien, no le sueltes la mano a tu abuelo mi amor, ¿ok? —él asintió— Gracias papá

—Nada que agradecer mi amor —le di un abrazo— Hoy es el día más feliz de mi vida —miré a mi pequeño Peter que no dejaba de dar saltitos— Vamos a compartir tu primer partido, es un sueño que tengo hace mucho tiempo —Peter soltó una sonrisa y corrió a darle un abrazo.

—Esperen, voy a buscar la cámara para tomarles una foto —dijo Claudia a ella le encantaba tomarnos fotos todo el tiempo— La tengo por acá, ok! Mírenme, sonrían. Que linda camiseta, ¿le diste las gracias al abuelo?

—Sí, es linda verdad —dijo él con una sonrisa, celebraba ignorando que casi le llegaba a las rodillas— ¿Ya podemos irnos abue? —preguntó emocionado

—Ya podemos irnos mi amor —dije sonriendo— Mira el partido, es probable que nos muestren —dije bromeando, en realidad teníamos el ticket más barato

El ambiente del partido ya se sentía en la calle, los hinchas del equipo como siempre estaban en todos lados celebrando, mi pequeño Peter saludaba a todos los autos que pasaban con banderas, cuando llegamos al estadio lo primero que hice fue mirar su cara de felicidad, se puso a saltar y luego me miró emocionado. 

—Es un estadio muy grande, ¿no abuelo? —decía mirando hacía todos lados— Desde acá las personas cantan Fly Eagles Fly!!! —comenzó a corear la canción— Mira mira —apuntaba emocionada— Ahí están los jugadores —efectivamente se veían pequeñas personas correr de un lugar a otro, juntó sus manos y comenzó a suplicar— Ganen, por favor ganen

—Vamos a ganar —dije sonriendo, nunca lo había visto tan emocionado— Pero si no ganan, no pasa nada, volveremos el otro año a intentarlo, ¿ok? —lo dije para no verlo mal

Lamentablemente y a pesar de todo el apoyo que el público le dio al equipo permanentemente, las Águilas no pudieron ganar el partido, Peter y yo regresamos tristes por el resultado, pero como siempre el le encontró lo positivo a nuestro panorama y se fue celebrando que por fin pudo conocer el estadio, cuando llegamos a casa, le contó todo con detalles a Claudia, incluso la parte de las groserías que lo habían impresionado mucho

—Abuelo —me dijo con una sonrisa, entonces lo miré— Ya sé que quiero ser cuando grande

—¿En serio ya lo sabes? —dije riendo—No te parece que eres muy pequeño aún —negó— Bueno, entonces cuéntame.

—Quiero ser un jugador de las Águilas —dijo con una sonrisa— Para que puedas venir al partido todas las veces que quieras, sin tener que gastar demasiado dinero —me acerqué y le di un abrazo fuerte— Cuando haga un touchdown y todo el mundo grite mi nombre —dijo corriendo y luego abrió los brazos imitando las Águilas que hacían los chicos en el estadio— Fly Eagles Fly!!!! —gritaba riendo— En fin, solo tenemos que esperar un par de años

Un amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora