Un amor

11.

Llegué corriendo al hotel y le mandé un mensaje a Tincho para que me bajara la maleta, me senté en el hall haciendo como que los estaba esperando a todos, cuando comenzaron a bajar los primeros chicos y me saludaron.

—Qué haces acá esperando principito —dijo Jason dándome un abrazo fuerte, era mi favorito del equipo— ¿Estás ansioso por regresar a casa? —preguntó— Ayer no tuve tiempo para hablarte, felicidades por el partido que hiciste, estuviste increíble en cada jugada. Me da un poco de nostalgia verte crecer así de rápido —me abrazó nuevamente, el era uno de los veteranos del equipo, todos hablaban que probablemente era su última temporada

—Todo lo que he crecido en esta temporada es gracias a lo bien que va el equipo, ¿viste tus estadísticas? —pregunté— Cubres como un campeón —le di un empujón pero ni lo moví, era imposible— Vamos por esa final

—Eres un soñador ambicioso —dijo con una sonrisa— Te quiero pequeño, tienes que seguir así, no pierdas el horizonte, todos estamos cuidando de ti

—Gracias Jason —sonreí

—Tu —apareció el entrenador— Ven acá —me ordenó como un niño, mientras todos estaban saliendo para subir al bus— ¿Donde pasaste la noche? —preguntó, me quedé en silencio— No te esfuerces por mentir por favor, anoche te fui a buscar dos veces a la habitación y Tincho me dijo que estabas enfermo del estomago, no te veo enfermo

—Me invitaron a cenar, pero volví tipo doce —mentí rápidamente— ¿Qué tenía que hablar conmigo entrenador? —pregunté

—Quería ver contigo unas jugadas que hiciste en este partido, estoy seguro que las improvisaste y necesito que las repitamos para el próximo partido, no hagas estupideces ahora que estás en un buen camino, te lo pido por favor —asentí con una sonrisa y salí corriendo tras Jason para darle un nuevo empujón, tampoco pude moverlo

Me fui durmiendo todo el viaje, estaba muerto. Cuando llegué a casa todos me hablaban del partido, pero yo no podía dejar de pensar en la noche maravillosa que había tenido con la mujer más guapa que conocí, ella era fuego total, completamente perfecta, mi hermana me contaba cosas de su colegio y yo no le estaba poniendo un poco de atención, solo asentía y sonreía.

—Esta semana tengo que preparar un partido duro —dije mirando al abuelo— Así que me voy a quedar en el departamento, porque necesito estar muy concentrado

—Hijo, ¿Quiéres que te muestre lo que hiciste en el último partido contra Nueva York? —agregó mi abuelo emocionado, sacó su cuaderno y comenzó a leerme todas sus estadísticas, mamá lo miraba con todo el amor del mundo, nadie vivía mi carrera como lo hacía él, estaba disfrutando cada partido— Escucha esto, fuiste por tercera semana el Quarterback con más yardas efectivas, eres de élite

—Qué divertido —sonreí— ¿Cómo logras obtener todos esos datos? —pregunté

—Le saca una foto a la televisión, ósea se roba todos los datos que pone FOX al final del partido —dijo Emi con una sonrisa— Y cuando va a la cancha, luego me pide ayuda para buscarlos en internet y lo anota en su cuaderno, tiene toda tu temporada acá, ¿no es el más tierno del mundo?

—Es el mejor —dije mirándolo con una sonrisa— Vamos por ese superbowl, cuando lo ganemos te voy a levantar al mismo tiempo que la copa —el abuelo negó riendo, de pronto vi que tenía todos los ojos llenos de lágrimas— ¿Qué pasó? —dije sorprendido

—No, es que... no puedo creer que mi nieto este haciendo esto en las Águilas, ni en mis mejores sueños pude imaginar algo tan lindo como esto —agregó emocionado, me puse de pie y le di un abrazo— Espero que realmente sepas lo orgulloso que estoy de ti