Un amor

48.

Lali me entregó la noticia de la vida sin anestesia, sin preparación, sin nada, vino a mi lado, se sentó y me djio que nos ibamos a convertir en padres, hace tanto tiempo no sentía esta felicidad genuina que me parecía una locura, no pude dormir nada pensando en que en unos meses ibamos a tener a nuestro bebé en los brazos, en que iba a ver a Lali con una panza, en que tenía que trabajar en mi paciencia porque si ella era una mujer complicada, no me imaginaba como sería embarazada.

—Buen día —me dijo con los ojos cerrados, los abrió y soltó una sonrisa— ¿Hace cuanto despertaste?

—Hace un rato, te estaba cuidando el sueño —respondí acariciándola— ¿Cómo dormiste?

—Perfecto y profundo, ¿ronqué? Leí que las embarazada roncan como oso —agregó y se sentó un poco en la cama, estaba con una remera mía que le quedaba gigante— Tengo tantas cosas que hacer Peter —tomó el celular y se puso a escribir con atención— Me contestó la doctora que puede verme hoy a las cuatro de la tarde

—Perfecto —dije con una sonrisa y suspiré— ¿Significa que vamos a verlo por primera vez?

—Eso es correcto —respondió sonriendo— ¿Tengo que... no primero veamos la ecografía y luego vemos con quién hablamos, por favor sé discreto

—No le he dicho a nadie —dije poniéndo la mano en la panza— Hola bebé ¿Ya me puede escuchar mi amor? —pregunté sonriendo y negó— Voy a contarte algo, no pude dormir nada, estoy ansioso... No puedo pensar en otra cosa, quiero verlo, quiero saber como está, quiero que estés bien, son muchas cosas, muchas responsabilidades, yo sé que tienes una agenda con un montón de cosas, pero por favor no te vuelvas loca

—No, tranquilo. Ya no voy a sumar nada más a lo que tengo, me voy a dedicar a otro tipo de trabajo, de escritura por ejemplo, tenía algunas cosas pendientes y aprovecharé este momento, pero no voy a dejar de trabajar —me miró riendo— Si tengo que trabajar el último día antes de parir, sabes que lo haré, es mi naturaleza, no me puedes pedir que me quede en la cama haciendo nada

—No te voy a pedir eso —respondí— Te conozco, sé que no pasará

—Perfecto, mejor así —se recostó a mi lado y me abrazó— Vas a ser el papá de mi hijo o hija —me miró a los ojos— Que loco, pensar que no te soportaba Lanzani, ¿en qué momento me hiciste todo esto?

—¿Quiéres que te diga? —pregunté riendo y negó— También fuiste bastante maleducada conmigo

—Tu eres el amor que más cosas me hizo pasar —dijo apuntándome con el índice y luego me beso— Te amo, vamos a ser un gran equipo, lo sé

—Lali, vas a ir al superbowl embarazada, tengo que llegar a la final, para que esté la familia Lanzani-Esposito completa —dijo con seguridad

—Así se habla campeón, ese es mi Lanzani —dijo orgullosa y me abrazó— Dios, te amo. Vamos a estar los tres en el superbowl, estoy segura

Salí de la cama y preparé el desayuno con una receta que encontré en internet, puse mucha fruta y todas las vitaminas necesarias para una embarazada, después del desayuno, nos dimos una ducha y luego nos preparamos para viajar a Nueva York, le escribí al entrenador que tenía un problema personal y que no iba a participar en el entrenamiento, además me tenía que hacer análisis para saber si podía regresar el próximo partido. Llegamos a la consulta juntos, noté que Lali ya le había contado un poco lo que estaba pasando, así que automáticamente le pidió que se subiera a la camilla.

—Vamos a ver que tenemos por acá, igual los test son super efectivos, lo que haremos ahora es verificar el estado y todos los detalles —me miró— ¿Estás nervioso? —asentí— No pasa nada, es normal en los padres primerizos, además este es como un bebé real de Philly