Prólogo

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Philadelphia es la ciudad más grande del estado de Pennsylvania, también es el punto medio entre Nueva York y Washington DC, la población supera el millón y medio, es una de las ciudades con mejores estándares de vida del país. Es muy amigable para vivir en familia con toda la tranquilidad necesaria, en un día podías hacer muchas actividades turísticas como tomarte una foto en la estatua de Rocky o visitar la campana de la libertad, pero si hacías una encuesta entre los ciudadanos de este lugar sobre cuál es su actividad favorita, ocho de diez iban a responder que ver el juego de las Águilas de Philadelphia. La ciudad se paraliza cuando hay un juego, sobre todo si las Águilas eran locales en el Lincoln Financial Field, estadio con capacidad para casi 70 mil personas, aún así conseguir un ticket era un privilegio, por sus elevados valores, la hinchada del equipo era reconocida por ser uno de los más apasionados.

—¿Si ganan este partido vamos a la final, no? —preguntaba el pequeño de Peter de solo ocho años, mientras su abuelo estaba de rodillas doblándole la camiseta de las Águilas, era dos tallas más grande, pero había sido un regalo de su jefe, una camiseta antigua que uno de sus hijos desechó por la nueva— Tengo la 11 —se apuntó el número con una sonrisa— ¿Cómo la conseguiste abuelo? —preguntó con una sonrisa

—Es un regalo, no hace falta tantos detalles hijo —agregó con una sonrisa mientras lo acariciaba— Si ganamos este partido en casa, vamos a la final —suspiró y se puso de pie— ¿Estás listo para ver tu primer partido en el templo máximo?

—¿No te parece que estás exagerando un poco papá? —dijo la madre de Peter mirándolos desde el marco de la puerta, estaba un poco emocionada al ver a su hijo tan grande— Pásenlo muy bien, no le sueltes la mano a tu abuelo mi amor, ¿ok? —él asintió, siempre seguía las órdenes perfectamente pasaba mucho tiempo en casa de vecinas o tías que podían cuidarlo mientras su madre y abuelo trabajaban— Gracias papá

—Nada que agradecer mi amor —le dio un abrazo— Hoy es el día más feliz de mi vida —miró a Peter con una sonrisa— Vamos a compartir tu primer partido, es un sueño que tengo hace mucho tiempo —Peter soltó una sonrisa y corrió a darle un abrazo.

—Esperen, voy a buscar la cámara para tomarles una foto —dijo la joven madre de Peter— La tengo por acá, ok! Mírenme, sonrían —ella comenzó a reírse de la exagerada sonrisa que hizo su hijo mientras abrazaba a su abuelo, luego el abuelo lo cargó para tomar una nueva foto tierna— Que linda camiseta, ¿le diste las gracias al abuelo?

—Sí, es linda verdad —dijo él con una sonrisa, celebraba ignorando que casi le llegaba a las rodillas— ¿Ya podemos irnos abue? —preguntó emocionado

—Ya podemos irnos mi amor —dijo su abuelo con una sonrisa— mira el partido, es probable que nos muestren —bromeó, en realidad tenían el ticket más barato y probablemente iban a ver a hormigas moverse de un lugar a otro.

El ambiente se sentía desde que salías de la casa, toda la gente tenía sus camisetas, los autos iban con banderas, mientras tanto Peter y su abuelo esperaban el bus en el paradero de siempre, el más pequeño del dúo saludaba a todas las personas que llevaban banderas del equipo. Después de cuarenta minutos arriba del bus lograron llegar al estadio, la masa de las personas caminaba eufórica hacia los accesos del estadio, el pequeño Peter sabía perfectamente que no podía pedir nada de lo que vendían en el lugar porque su abuelo no tenía dinero para pagar, pero eso no le importaba en lo absoluto estaba tan feliz de cumplir su sueño.

—Es un estadio muy grande, ¿no abuelo? —decía mirando hacía todos lados— desde acá las personas cantan Fly Eagles fly!!! —comenzó a corear la canción mientras su abuelo lo miraba con una sonrisa— Mira mira —apuntaba emocionada— ahí están los jugadores —efectivamente se veían pequeñas personas correr de un lugar a otro, juntó sus manos y comenzó a suplicar— ganen, por favor ganen

—Vamos a ganar —dijo su abuelo con una sonrisa— pero si no ganan, no pasa nada, volveremos el otro año a intentarlo, ¿ok? —se lo dijo para que Peter no se pusiera triste

Lamentablemente y a pesar de todo el apoyo que el público le dio al equipo permanentemente, las Águilas no pudieron ganar el partido, Peter y su abuelo regresaron muy tristes a casa, aunque él no dejaba de contarle detalles a su madre sobre lo grande que era el estadio, como la gente cantaba o decía grosería en los momentos más difíciles del equipo, había sido una experiencia que jamás olvidaría, además tuvo el privilegio de vivirlo con su persona favorita.

***

Después de darme una ducha, puse mi bolso en la cama y abrí mi placard para ordenar la ropa, estaba en contra del tiempo porque había salido a correr por el vecindario y tardé un poco más de lo planeado, mientras guardaba todas mis cosas aproveché para ordenar un poco o luego mamá se enojaba porque decía que cada vez que visitaba el lugar dejaba todo desordenado y le daba un pésimo ejemplo a mi hermana.

El partido de hoy era una semifinal y el coach nos había dado una charla importante a todo el equipo, en mi cabeza no se dejaba de repetir lo último que dijo "quizás sería buena idea que busques un nuevo club para la próxima temporada" ¿Por qué? Este sitio era mi hogar, tenía todas las herramientas para ser el Quarterback titular, la prensa lo decía, los fanáticos también, todos estaban de acuerdo menos el entrenador que se resistía a darle el puesto más importante a un novato, estaba triste, frustrado y no sabía cómo decírselo a mi familia. Me senté en el escritorio y miré la imagen que tenía con mi abuelo antes de ir a mi primer juego de las Águilas, con una camiseta que me llegaba a las rodillas pero con una sonrisa tan grande que hasta parecía graciosa.

—No hay una formación confirmada, pero según los rumores el novato Peter Lanzani no será titular en este importante partido, a pesar de tener cuatro juegos brillantes luego de que el Foles se haya lesionado contra los Giants de Nueva York, al entrenador no le quedó opción de recurrir a su tercera opción de Quarterback, es probable que Foles regrese a la titularidad porque en el último entrenamiento fue parte del equipo —decía el comentarista, yo solamente estaba escuchando, quería aferrarme a la felicidad que tenía en esta foto

—¿Por qué decides jugar con un Quarterback que viene de una gran lesión y no con el que te llevó hasta este lugar? Los números de Lanzani hablan por sí solo, el juego que ha mostrado el equipo con él en cancha ha sido increíble, me llama la atención, pero creo que es algo de experiencia, seguramente el entrenador siente más seguridad en su Quarterback de toda la temporada, es una jugada muy riesgosa, vamos a ver cómo le va —decía otro comentarista

—Hijo —la puerta se abrió de golpe, dejé la foto en mi bolso iba a llevarla conmigo— ¿Se te hizo tarde?

—Sí, un poco —sonreí— Pero ya me voy —apagué la televisión y cerré el bolso— ¿Ustedes a qué hora se van?

—En una hora más —miró su reloj, se acercó y me dio un abrazo— Que les vaya increíble, estoy segura que será una linda noche.

—Eso espero —sonreí— nos vemos allá.

—Hijo —apareció mi abuelo con su bastón desde el pasillo— Estaba mirando Fox, ese entrenador es un idiota —solté una sonrisa— no sabe de futbol y si no entras a la cancha esta tarde, lo van a despedir —se acercó a darme un abrazo— Acepta las injusticias, todo se equilibra al final —lo miré con una sonrisa y lo abracé nuevamente, no quería decirle que me iban a sacar a mi al final de la temporada.

—Te veo allá abuelo, no te olvides de tus medicamentos y no te emociones tanto —dije riendo.

—Ya tengo mi camiseta lista, te amo. Pase lo que pase hoy, estoy muy orgulloso de ti —agregó mirándome a los ojos

Me despedí de mi hermana y subí al auto con dirección al estadio, en todos los semáforos que me tocó rojo la gente me saludaba y grababa, solo había jugado cinco partidos esta temporada y bastaron para que la mejor hinchada del país me tratara con cariño, iba a extrañar mucho esta locura. En cuanto puse un pie en el estadio el entrenador me llamó para decirme que iba a la banca, pero que tenía que estar listo en el caso de que Foles necesitara el cambio, acepté la injusticia como me lo pidió mi abuelo, pero estaba muy triste, no lo merecía.

Un amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora