Capítulo 24: "Asamblea Blanca".

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Siglo XVII, Europa.

—¿Las velas también pueden tener magia negra?

—Las velas, las rocas, los libros. Cualquier objeto perteneciente a alguien puede iniciar un hechizo de magia negra ¿Sabías que la magia negra emana humo negro, y que la magia divina es invisible?

—Los demonios y marionetas se crean con magia negra ¿No?

—Sí, a través de un proceso complejo. Sólo los Demoníacos más poderosos logran crear marionetas o demonios.

Alexander estaba entrenando para convertirse en Emisario. Era muy trabajador y curioso, y Dimitri lo valoraba por ello.

—¿Para qué sirven los demonios de bajo rango?

—Para extraer energía humana. Se alimentan de ello y se hacen más fuertes. Las marionetas también, aunque naturalmente son más débiles que los demonios.

—¿Para qué las crearon?

—Por pura maldad.

—Visité el inframundo, escuché hablar de las almas deambulantes, pero no conozco nada sobre el cielo ¿Me podés hablar de eso?

—En el cielo es donde los ángeles tienen más poder. Es un sitio blanco y dorado, que despliega una magnificencia increíble.

—¿Has visto a Dios?

—Sólo por pinturas. Sé que tiene aspecto de niño afro con cabello súper rizado.

—Qué interesante... Por otro lado ¿Qué papel ocupan los sacerdotes para Dios?

—Dios no necesita que los humanos armen semejante pantomima por él, y mucho menos, que usen su nombre para cometer atrocidades. Tampoco nos sirven de sustento económico ya que de eso nos encargamos nosotros. Por ende, no tienen nada de poder esas personas. Los únicos seres humanos que son especiales son las almas destinadas.

La expresión de Alexander se endureció.

—Las almas de mis papás ¿Estaban destinadas?

—Sí.

—¿Quién era el Emisario que estaba a cargo de protegerlos?

—No lo sé. No hay registros sobre ello. Se cree que destinaron sus almas sin siquiera haber asignado a un Emisario. 


* * *


Cuando Alexander cumplió veinticinco años, tuvo que ir a observar una misión junto a Dimitri. Fue testigo de cómo una anciana moría en sus brazos y su alma salía de su cuerpo.

—Podés verlo porque serás Emisario —le había explicado Dimitri.

Sin embargo, notaba que Samaras seguía ansioso y que no se acostumbraba a la muerte. Ni siquiera habiendo entrenado durante casi diez años y habiendo escuchado miles de historias sobre los Celestiales, hasta las leyendas más increíbles (como Emisarios volviéndose ángeles o Emisarios regresando a su humanidad).

Dimitri llevó a Alexander a una taberna para que bebieran juntos luego de su misión. El olor que había allí era nauseabundo y había demasiados borrachos, pero Dimitri pensó que podría tolerarlo. El sitio estaba hecho de madera y estaba iluminado por antorchas, lo cual era peligroso si el viento soplaba muy fuerte.

Alexander bebió descontroladamente. Se veía sumamente nervioso.

—Tranquilo, muchacho —le tocó el hombro—. Las reglas de los Emisarios dicen que debemos cuidar nuestros cuerpos...

MI AMANTE INMORTAL (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora