Alexander se encontraba dolorido, pero sus heridas habían sanado bastante. Sin embargo, decidió prepararse para salir a buscar a sus hermanas.
Estuvo reflexionando al respecto. Más allá de la angustia de descubrir que eran brujas, sentía alegría al haber descubierto que vivían. Recordaba lo amarga que había sido su vida luego de la muerte de Alysa y Chloe. Había tenido pesadillas durante años porque había sido él mismo quien las había enterrado.
Y ahora estaban con vida, pero eran "malignas" ¿Cómo debía sentirse?
Las reglas de los Emisarios prohibían que los Celestiales se vincularan con los Demoníacos, pero él ya había roto varias reglas. No le importaba romper algunas más. Ya no.
Necesitaba ver a sus hermanas, abrazarlas y preguntarles cómo habían estado durante estos trescientos setenta y dos años.
Se liberó de las vendas, pero se colocó un traje, un sobretodo gris y unos guantes, tomó las llaves de su auto y salió de la casa. Mientras se dirigía hacia su vehículo, le envió un audio de WhatsApp a Noah:
—Si vigilás a Mateo Pérez durante unas horas más, dejaré que escojas cualquiera de mis reliquias como compensación.
Mientras encendía el motor, Noah le respondió:
—Serán dos o tres, sino no hay trato, Samaras. Estos dos días estuve cuidándolo gratis ¿Recuerdas?
—Cierto. Dos reliquias, entonces.
Alexander respiró profundamente, dejó el celular en el asiento del copiloto, toqueteó su reloj con ansiedad y arrancó el vehículo, el cual salió disparado por la carretera a toda velocidad.
El reino de los cielos. 8 de junio de 2019. 00.30 a.m (Argentina)
A pesar de que los Celestiales provenían de diferentes tierras, todos hablaban el mismo idioma: el lenguaje de Dios. Muchos habían aprendido idiomas, pero en el cielo, todos podían entenderse, sin importar su lengua materna.
—Dimitri ¿Por qué formaste una Asamblea Blanca de emergencia? —preguntó Namael—. ¿Y dónde está tu subordinado?
—¿Alexander Samaras? Se encuentra vigilando a su alma, señor —o eso suponía. Ya no era capaz de controlar a Alexander como antes.
Quizás había perdido su respeto por él en aquel entonces, cuando lo había besado. Quizás fue más tarde, no podía decirlo con certeza. Lo único que sabía era que Alexander lo trataba como a un par, no como a un Superior.
—¿Por qué estamos acá? —preguntó uno de los Emisarios de mayor rango: Ismael Haim.
Se trataba de un hombre alto, fortachón y de nariz aguileña, que había sido convertido en Emisario a los veinticinco años, luego de siete años de entrenamiento exhaustivo. Tenía fama de ser brillante, estricto y súper habilidoso.
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MI AMANTE INMORTAL (COMPLETA)
RomanceAlexander Samaras es un ser inmortal que se enamora con facilidad. Ámbar Boyer es una humana con un alma muy especial, y está casada con un hombre que no la ama y no la respeta. Los caminos de Samaras y Boyer estuvieron destinados a cruzarse desde h...