Capítulo 30: "El Cazador".

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Unos días atrás, 29 de mayo de 2019. Buenos Aires.

Los dos hombres estaban dialogando en un cuarto apartado, en la empresa metalúrgica.

—¿Por qué harías eso por ella? ¡Estás loco! —Matías le gritó a Alexander.

Estaba celoso. Celoso porque su exmujer se enamoraría de Samaras como nunca lo había hecho de él.

Debía admitir que no habían sido fáciles estos días lejos de Ámbar: viviendo con su madre, teniendo que soportar sus constantes quejas y metiéndose en su vida a cada instante.

Hubiera preferido que las cosas con su esposa no hubieran terminado como lo hicieron. Extrañaba la vida que había llevado con ella.

—El negocio ¿Te conviene, o no? —Alexander lo miró con impaciencia.

Matías asintió a regañadientes. No quería dar el brazo a torcer ni hacer feliz a este sujeto ni a su exesposa, pero el dinero era realmente tentador.

—Sí, me conviene... pero lo aceptaré sólo si renunciás a la empresa.

—Concedido. De hecho, lo hablé con Mateo mucho antes de tener esta conversación con vos.

¿Renunciaría a su empleo por una mujer? ¡Estaba loco!

—¿Cuándo renunciás?

—Pronto. Como verás, no necesito de este trabajo para subsistir.

Matías alzó una ceja, y comentó con resentimiento:

—Decime que me vas a dar plata limpia, por favor.

Alexander tomó su celular y abrió una página de internet. La misma mostraba fotos de una chocolatería en el sur de Argentina. En el final del sitio web, figuraba el nombre de Samaras como heredero de la fábrica.

—No entiendo ¿Por qué estás acá y no en el sur nadando en tus billetes verdes?

—Porque tengo cuestiones que resolver acá en Buenos Aires, y porque me gusta trabajar. No soy un holgazán —hizo énfasis en la última palabra.

—¿Estás llamándome haragán? —Matías apretó los puños a los costados del cuerpo. Todavía tenía ganas de moler a piñas a Samaras, por haberse acostado con su mujer a sus espaldas.

—Dejá de estar a la defensiva. Te estoy explicando por qué estoy trabajando en Buenos Aires —suspiró—. Espero que podamos mantener una relación cordial hasta que terminemos de procesar los trámites. Te llamaré para firmar. Espero que no molestes a Ámbar nunca más, ya que el dinero será más que suficiente para que te compres el inmueble que desees.

Su altanería le ponía los pelos de punta.

—Estás equivocado si pensás que vas a ser feliz con ella. Lo que empieza mal, termina mal —escupió, receloso.

—No necesito tu opinión, sólo tus firmas.

Y en ese instante, Alexander salió de la habitación.

Matías tuvo que contener un grito de exasperación. Golpeó la pared y se tomó la cabeza con ambas manos.

Su mujer lo había dejado por un tipo adinerado y atractivo. Al final ¡Era igual que todas las demás! ¡Era una zorra! ¡Una zorra interesada!

Trató de tranquilizarse y pensar en positivo: ahora podría acostarse con su amante y con todas las mujeres que quisiera. Ahora cobraría un buen dinero. Y también estaba seguro de que lo de Ámbar con Samaras no iba a funcionar. Ámbos tenían temperamentos fuertes, y eso sólo atraería problemas para ambos.

MI AMANTE INMORTAL (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora