—Alexander no nos perdonará nunca —Chloe se encogió de hombros.
A pesar de que era la más impulsiva de las hermanas Samaras, también era la más sensible. Alysa, en cambio, no permitía que sus emociones nublaran su juicio.
—¿Acaso tenemos opción? —la mirada de la mayor de las hermanas era seria pero cargada de sentimientos—. Sólo así podremos salvar a nuestro hermano, y al mismo tiempo, cumplir con nuestro deber. La venganza vendrá después.
Aunque debería haberse acostumbrado a esperar, lo cierto era que le costaba mucho hacerlo.
—¿Cuándo se acabará esta tortura? No sé cuánto tiempo podré tolerarlo —Chloe deseaba echarse a llorar allí mismo.
Honestamente, nunca en su vida había tenido tanto miedo como en aquel momento.
Su hermanito menor estaba en peligro.
—Es un proceso que llevamos siglos esperando a que culmine. Y recién ahora el universo conspiró para dar lugar a una batalla final... —suspiró Alysa, caminando sin dejar huellas en la nieve y aferrada a su abrigo—. Aprovecharemos el momento para vengarnos.
—¿Y luego? Nos matarán.
—Ya lo hemos hablado mil veces. Si vamos a morir, será por una buena causa... y será solamente cuando hayamos logrado vengarnos. Vengarnos con nuestras propias manos... y en el proceso, tenemos que salvar a Alexander. Para salvar a Alex, debemos cumplir con nuestra misión ¿Te das cuenta?
Le dolía la cabeza, pero sabía que su hermana tenía razón. Alysa siempre tenía razón.
—Aunque nos odie para siempre por ello —concluyó Chloe, mirando con congoja la puerta de la cabaña donde su hermano y su amante se hallaban conversando.
25 de julio de 2019, 07:00 a.m. Bariloche.
Alexander recibió una llamada telefónica de un número que no conocía, pero tenía característica de Bariloche.
¿Sería de la fábrica, para preguntarle algo? Quizás debería ir allí junto a Ámbar, para mostrarle el lugar y de paso chequear cómo iba todo.
—¿Hola?
—¿Alex? —habló una voz femenina demasiado familiar.
Él tembló. Pudo imaginar sus ojos grises, su cabello castaño oscuro hasta casi la cintura, sus labios finitos y sus ropas humildes.
Alysa.
—¿Quién... habla? —preguntó, tembloroso.
Se levantó de la cama (sin despertar a Ámbar) y salió de la habitación. La casa todavía estaba a oscuras, ya que, en el sur del país, amanecía alrededor de las nueve de la mañana en invierno.
—Alex... ya sabes quién soy —soltó.
Su voz era la misma, pero hablaba un español moderno.
No podía estar llamándolo ¿Verdad? ¿Su hermana, una bruja, tenía el descaro de telefonearlo luego de haberse presentado con Ámbar y Dimitri y no con él? ¿Luego de haber implantado una estatuilla maligna y una vela blanca en su vivienda?
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MI AMANTE INMORTAL (COMPLETA)
RomanceAlexander Samaras es un ser inmortal que se enamora con facilidad. Ámbar Boyer es una humana con un alma muy especial, y está casada con un hombre que no la ama y no la respeta. Los caminos de Samaras y Boyer estuvieron destinados a cruzarse desde h...