Nickolay
Llegamos a la oficina una hora y media antes del inicio de la reunión, y a decir verdad se podía notar lo tensos que estábamos con solo mirarnos. Salimos los tres del coche en dirección a la oficina de Vlad, dejando el coche en el parking del edificio de oficinas que pertenecía a la bratva. Piqué el ascensor y juro que la espera hasta que vino se me hizo eterna, sabía más o menos a lo que nos enfrentábamos por un chivatazo que había recibido pero con las delegaciones nunca se sabe. Finalmente llegamos a la última planta del edificio, y entramos a la oficina. La siguiente hora fue tensa, discutimos la estrategia que Vlad iba a asumir para salir vivos de esa reunión y los dejé solos la media hora de antes para ir a preparar y verificar que todo estuviese listo para semejantes personajes que iban a venir.
Poco a poco fueron llegando los jefes de las cinco familias que forman las delegaciones, todos ellos llegaron con sus manos derechas y algunos de ellos traían a alguien más. Las familias son conocidas como delegaciones y hay cinco más a parte de los Ivankov, los Volkov, los Oniani, los Smirnov, los Sokolov y finalmente los Petrov. A estos últimos Vladimir los tenía especialmente enfadados desde que mató a los hermanos mayores cuando casi mata a María la primera noche que estuvo con ella en España. Se fueron sentando en la mesa que había preparado y observaba cada movimiento de esos cinco hombres, sabía que con una simple mirada o comunicación entre ellos podrían traicionar el mandato de Vladimir. Ninguno de ellos me miró directamente a los ojos, a excepción del señor Petrov que además me sonrió. Ese hombre era frío y serio, y esa sonrisa me indicó que la idea de sacar del mapa a Vladimir era suya, su segundo traía a su lado a una chica demasiado joven que llamó mi atención, cargaba una carpeta grande llena de papeles. Sabía que debía hacerme con esos papeles para frenar los planes del señor Petrov, y cuando ella estaba pasando por delante mío la detuve.
- Solo personal autorizado, debes esperar fuera.- Si lograba sacarla de ahí, podría deshacerme de ella y robarle esos papeles.
- Viene conmigo, Nickolay.- El señor Petrov intervino. Era un hombre que rozaba los setenta años, que claramente era demasiado mayor para seguir trabajando pero ya no tenía ningún heredero que pudiese seguir con el legado que había construido.
- Con el debido respeto Don Petrov, pero ella no pertenece a ninguna delegación y no es su segundo al mando. Debe irse y esperar fuera como el resto de acompañantes.- Se la veía incomoda estando en medio de nosotros dos. No dejó de mirar al suelo, y parecía que estaba temblando.
- Ella era mi futura nuera, era la prometida de mi difunto hijo Maxim.- Eso era raro, cuando alguno de los herederos de las delegaciones se comprometía se hacía una reunión para presentar al futuro cónyuge al resto, era una regla no escrita para poder saber quienes eran los nuevos miembros de las altas esferas.- Iba a presentarla en la siguiente reunión pero Maxim no logró llegar vivo.- Eso último lo soltó como si fuera veneno.
- Aunque lamente mucho su pérdida Don Petrov, ese tema quedó zanjado en la anterior reunión de las delegaciones, y en esa reunión no se mencionó a ninguna chica y ya es tarde para presentarla. Debería aceptar que sus hijos, Maxim e Ivan, conspiraron a su espalda y en contra de los intereses de su alianza con el resto de delegaciones y contra el mando de la delegación Ivankov. Le sugiero que deje el pasado atrás y avance por su seguridad y la de todos.- Me miró como si quisiera matarme en ese instante pero finalmente desistió y se sentó en su lugar, sin dejar de mirarme parecía que intentase asesinarme así. Acompañé a la chica hasta la puerta y la cerré tras ella, me quedé dentro de la sala no me parecía prudente dejarlos solos en esa sala y menos tras encararme con el que parecía ser el que intentaba derrocar a Vlad. A los pocos minutos aparecieron Vlad y Leo, el primero se sentó en la cabecera de la mesa y el segundo se quedó de pie a la derecha del primero. Seguía acostumbrándome a ver en el lugar que solía ser mío a Leo, pero desde que asumió el papel del segundo a bordo en la delegación de Vlad y en toda la Bratva yo había podido ganar libertad y quitarme responsabilidades de encima. Iba a estar agradecido siempre de tener esta nueva libertad sobretodo teniendo en cuenta que nunca quise ese puesto.- Señores, si necesitan algo háganmelo saber.- Y dicho esto me fui, cerrando la puerta detrás mío.
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Perversión
RomanceMaría, una estudiante de medicina de 22 años y una millonaria primeriza, recibe un inesperado regalo, un ático de lujo en New York de un tal Vladimir Ivankov. Con la única condición de reunirse con ella en persona en ese mismo lugar. Vladimir, por...