Vladimir Ivankov
- Quiero decir que debes decidir ahora mismo cuál va a ser su destino...- El muy hijo de puta de Petrov me interrumpió, y eso me puso más furioso si cabía aún.
- Kassandra, querida, lo que Don Ivankov quiere decir es que tienes que despedirme de la Bratva y darme un retiro, un destino al que ir.- Lo dijo con la voz más calmada que le había oído en la vida, levanté una ceja y la rubia me sonrió dejando el estupor de lado. Desconcertantemente satisfactorio.
- Nunca me ha llamado por mi nombre, señor Petrov, ni una sola vez en su miserable vida. Y por lo sudoroso y blanco que parece, sabe que eso no es lo que me iba a decir. Pero gracias por hacerme saber que es lo que le gustaría, lo tendré en cuenta.- Lo miró a los ojos después me hizo un gesto con la cabeza para que continuase hablando. Definitivamente iba a serme útil, se iba a encargar de él por mi sin tener que hacer nada.- Continue por favor.- Muy seria, estaba concentrada, me gustaba.
- Normalmente se queda de segundo algunos años, otras veces se les exilia a otro país sin extradición por motivos obvios, otras veces simplemente acabamos con ellos.- Me encogí de hombros y justo después vi como ella sonreía y se giraba para mirar directamente a los ojos a Petrov. Éste estaba muy blanco, pero mantenía la compostura. El resto estaban intrigados, más por saber qué es lo que pasaría con esta nueva incorporación que por el futuro de Petrov. Erik tenía sus aliados, aunque sospechaba que simplemente le eran leales por interés.
- Antes de tomar esa decisión, ¿sabe cuáles son los negocios que estaré llevando?- La verdad, no tenía una idea muy específica. Pero sabía que Nick sí, él era quien revisaba todo a fondo en las demás delegaciones. Miré a Nick y le hice un gesto con la cabeza para que respondiera.
- Sí, guardamos un registro de todas las actividades de la delegación Petrov.
- Entonces me arriesgaré.- Miró a Petrov, luego a mi.- ¿Dónde?- ¿Dónde se cargaba a ese mamón? Ella decidía aunque prefería no tener que limpiar aquí.
- Podríamos hacerlo en la mansión, aquí o dónde quiera Señorita Kassandra. Es su decisión.- Asintió, justo al mismo tiempo que el hijo de puta sacaba una pistola y le apuntaba a los sesos. Ella se estremeció, no solo por sentir el cañón del arma en su nuca sino por la respuesta del resto de los Dones, segundos y Nick que apuntábamos también en su dirección aunque no a ella.
- Zorra desagradecida... - Se giró y lo miró a los ojos, ella lo encaró y creo que él no esperaba esa reacción.
- Si va a molestarse en apuntarme, al menos hágalo a la cara y si va a insultarme no se corte, quiero escuchar que es lo que tiene que decir de mi.- Se la quedó mirando, en silencio, a los ojos. Interesante. ¿Por qué no hablaba? Si Petrov no tenía nada que perder... ¿Por qué no hablaba? Y antes de que nadie pudiese reaccionar ella le disparó en la rodilla con un arma que no sabía de dónde había sacado. Hasta que la reconocí, era la propia arma de Petrov, la que siempre llevaba guardada en el tobillo, una 22. Le quitó la que le había apuntado a la cabeza y lo dejó gritando y sangrado en el suelo mientras él se agarraba la herida.- Disculpe el desastre Don Ivankov.- El resto de las cabezas de las delegaciones estaban impresionados, por sus caras que antes estaban entre sorprendidos, expectantes y molestos pero ahora parecían más abiertos a la idea de tener a esta mujer al poder de la delegación Petrov.
- No se preocupe, eso se podrá limpiar.- Sonrió y apuntó de nuevo a Petrov, pero esta vez a la cabeza.
- Ni tu carne serviría para darle de comer a los lobos.- Susurró y lo mató.- Ahora ¿qué?
- Ahora clausuramos esta reunión absurda y te vienes a la mansión durante un mes. ¿Alguna objeción?- Todos negaron, nos dimos las manos y salieron todos. Nos quedamos a solas Leo, Nick, Kassandra y el tipo que seguramente era el segundo de Petrov, ese tipo estaba claro que no sabía que hacer.- Tú ¿quién eres?
ESTÁS LEYENDO
Perversión
RomanceMaría, una estudiante de medicina de 22 años y una millonaria primeriza, recibe un inesperado regalo, un ático de lujo en New York de un tal Vladimir Ivankov. Con la única condición de reunirse con ella en persona en ese mismo lugar. Vladimir, por...