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Me desperté cuando el sonido de la alarma comenzó a sonar. Alcancé mi celular de la mesita de noche y la apagué.

Levante un poco la cabeza y me encontré con el rostro de Minji, quien seguía profundamente dormida. Acaricie lentamente su rostro admirando cada mínimo detalle de este ¿Cómo alguien puede ser tan perfecto?

Fue abriendo los ojos y cuando despertó me miró.

—Buenos días— dije dándole un beso corto.

—Buenos días— me abrazo escondiendo su rostro en mi cuello y acaricio mi espalda —Tu piel es muy suave y caliente.

—Me tengo que duchar.

—Un rato más— me pegó más a ella.

—Minji.

—¡Hanni!— Hyein toco mi puerta.

—¡No abras!— sentí como Minji sonrió sobre mi cuello —Minji, necesito mi ropa— se alejó y me miró.

—Agarrala.

—Minji.

—¿Si?

—¡Ya! Por favor—  me senté y cubrí mi pecho con la sábana —¡Hyein está esperando!— sonrió y me pasó mi ropa —Te encanta molestarme— me levanté y me vestí lo más rápido.

—Me encantas tu— se sentó en la cama apoyando su espalda en la pared.

—¡Ay!— tome la almohada y se la tiré en la cara —¡Ya!— ella comenzó a reírse —Eres molesta— fui a la puerta y la abrí —¿Qué pasa?

—¿Interrumpí?

—No, no te preocupes ¿Qué necesitas?

—¿Podemos ir de compras en la tarde?

—Si ¿Qué necesitas?

—Algo para el cumpleaños de una amiga .

—Hoy cuando lleguemos del colegio vamos al centro comercial para buscarte algo.

—Bien, gracias— me abrazo —Nos vemos.

—Nos vemos— cerré la puerta y sentí como me abrazaron por detrás.

—¿Y si nos quedamos?— beso mi cuello y sonreí.

—No, me tengo que duchar— quite sus manos de mi cintura y tome un cambio de ropa.

—¿Yo qué usaré? No tengo ropa aquí.

—Tendrás que usar lo mismo, igual estarás usando el uniforme de basquetbol la mayor parte del día ¿No?

—Si.

—Me voy a duchar rápido.

—¿Tiendo la cama o tienen a alguien que lo hace?

—Alguien lo hace, pero siempre lo hago yo, así que si quieres la puedes tender.

—Bien— le di un beso corto y entré al baño.

Después de ducharme y alistarme salí, la cama estaba tendida y el cuarto limpio, pero Minji no estaba aquí. Mientras guardaba noté que la
habitación olía un poco a cigarro, espero y mi padre no lo noté.

Tome mi mochila y baje al primer piso, entré a la cocina y una de las cocineras estaba ahí.

—Buenos días señorita Pham— hizo una pequeña reverencia.

—Buenos días— repetí su acción.

—¿Gusta algo para desayunar?

—No, muchas gracias, comeré en el colegio.

Hurt - bbangsaz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora