5.2 INICIOS DE PRIMAVERA

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5.2 FOGATAS DE DESEOS

—Bu, bu... —una galleta apareció frente a mí. Me saqué los audífonos para mirar a Ruel frente a mí. —¿Qué haces?

—Estoy escribiendo un pequeño corto. Antes de ir a la universidad, me gustaría dejar pequeñas grabaciones a Elena. —le comenté dando un mordisco a la galleta. —Es tan crujiente, aunque no te sienta muy bien el bronceado.

—Oye, yo lo hago lucir muy bien. —dijo con una pose barata de revista. —A la gente de Los Ángeles les encanta.

—Uhmm, pues esta pueblerina lo rechaza.
El
—Qué malos gustos de pueblerina. —me sacó la lengua. —Cierto, nos reuniremos algunos del barrio para un partido.

—¿De fútbol?

—La mayoría votó por el básquet.

—¡Oh, sí, gente de buenos gustos! —alcé los brazos contenta. Mi celular vibró, viendo por encima sabía que tenía que irme. —Esta preciosa persona se va.

Ruel me tiró un cojín. —Solo no te acerques a mi cocina.

—¡Yo y ella tenemos mejores momentos! —me burlé yendo a mi habitación.

Me coloqué una chaqueta, alisté mi maleta, la cámara y salí en mi bicicleta hacia la pastelería del centro. Dejé la bicicleta a un costado para ver la cara larga de Marry.

—Justo llegas a tiempo. —se estiró un poco. —Mi hora de descanso acaba de empezar.

—Tu jefa no se enojará.

—Conseguí un reemplazo, no te preocupes. Ahora vamos por esa aventura.

—Vaya, nunca te había escuchado emocionada desde... desde nunca. —reí.

Justo mamá salió de la tienda. —¡Ah, buena hora llegas! —me extendió una funda. —Llévale esto a Elena, al fin le llegó la segunda edición del libro.

—¿Harold Hemerich? —alcé la ceja viendo la funda del empaque. —¿Sacó otro libro?

—Ese chico no duerme. —murmuró la fan oculta. —Acabo de terminar su tour por Europa hace unas semanas y al fin entrará en un descanso, no sé, creo que está apresurado por algo.

—Mamá, en serio no puedes dejarl... —luego de ver su mirada de que no se va a retractar asentí. —Ya entendí. ¿Marry trajiste tus llaves?

—Nunca salgo sin ellas.

—Déjame subo la bicicleta. —Marry asintió.

Luego de un trayecto entretenido de charlas y posibles escenarios que nos planteábamos, Marry bajó un poco el radio. Yo aproveché para abrir la ventana y dejar que el aire fresco me golpeara un poco, mientras veía el ya conocido vecindario con otra perspectiva.

—Ehh, ¿Luca ya te lo dijo?

—Decir... ahh. —sobé mi cabeza. —¿Qué debe decirme?

Marry soltó un suspiro rodando los ojos. —No quiero estar más en medio de ustedes dos.

—¿A qué te refieres?

—No actúes como si no supieras.

—Si me lo explicaras, te entendería. —solté una risita. —No me digas, "oh por favor, dime que no es lo que estoy pensando", ¡no! Habla con él, dile que no.

—¡Espera! —me advirtió cuando estaba un poco sobre ella. Me alejé un poco. —Esperaste que eso pasara porque ahora no.

—Yo... —mordí mi labio. —¡No me gusta Luca! —confesé eso encogiéndome en el asiento. —Ya lo dije.

"HASTA QUE ME OLVIDES."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora