𝘾𝙖𝙥í𝙩𝙪𝙡𝙤 49

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2𝘳𝘥 𝘈𝘶𝘨𝘶𝘴𝘵 1996

2𝘳𝘥 𝘈𝘶𝘨𝘶𝘴𝘵 1996

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Narrador:

En esa nueva escena, Harry estaba sentado junto a una ventana en el expreso de Hogwarts, con la mirada perdida en el horizonte. Miraba lejos, como si estuviera en otro lugar, mientras que en su mente se repetía una y otra vez la última imagen de Alessia, que se alejaba entre los brazos de Bellatrix. Su mente no podía procesar la pérdida, y su cuerpo estaba abrumado por la última pelea.

Neville, sentado en el mismo vagón, tenía el reciente periódico del diario El Profeta que había sido lanzado esa misma mañana entre sus manos hojeaba el artículo y leía en voz baja. La primera plana estaba invadida con fotos del ministerio, de Dumbledore, de Harry, chismes disueltos por Rita Skeeter. Ginny a un lado de Neville fijó su vista con curiosidad en la noticia escrita con grandes y llamativas letras.  «¿ALESSIA POTTER DESAPARECIDA O OTRA MENTIRA DE HARRY POTTER, SU HERMANO MAYOR?»

El artículo decía que Alessia, la hermana de Harry Potter, había desaparecido y que Harry estaba atrapado en un embrollo de mentiras, al parecer, el hijo de Lily y James Potter era el culpable. Hablaba de sus relaciones con Lucius Malfoy y su reciente aprensión en Azkaban, de lo irresponsable y alocado que era, y de cómo había enloquecido tanto que había intentado matar a su propia hermana. Las noticias de Rita Skeeter siempre eran chismes exagerados pero esta vez era más que eso, completas mentiras.

Pues Harry sabía más que nadie lo que había pasado, pero prefería callar, no es como que alguien realmente fuera a tomar en cuenta sus testimonios. Suspiro y una lagrima se escapó de su ojo resbalando por su mejilla, pero desapareció al instante cuando el azabache la limpio con su manga izquierda.

-¿Le contaste a Malfoy?—Preguntó Ron, rompiendo el silencio incómodo que se había formado en el vagón. Harry apartó la vista de la ventanilla y balbuceó torpemente girando la vista hacia el pelirrojo.

-No—Contestó—No le he contado nada.

-Harry... Malfoy es el novio de Alessia—Dijo Hermione—Creo que, merece saber, ¿No crees?

Harry estaba aturdido. No estaba seguro de lo que debía hacer. ¿Cómo podía decirle a Draco lo que había pasado, que su novia estaba en manos de los mortifagos, que quizás estaba muerta? No sabía cómo decirle a Draco algo que lo destruiría. Así que se limitó a negar con la cabeza y encogerse de hombros.

-No sé—dijo en voz baja.

Ginny, que estaba sentada frente suyo se acercó más tocando uno de sus hombros con su mano. Le sonrió cálidamente intentando apoyarlo, Harry sonrió débilmente de vuelta.

-La encontraremos—Aseguró Ginny, aunque era casi imposible poder asegurar eso. Nadie sabía dónde estaba, no había una sola pista de su paradero y el ministerio no hacía mucho por ayudar. «Sin testimonios ni evidencia no podemos hacer mucho» Había dicho el ministro.

Harry no sabía qué hacer, y le costaba pensar en cualquier otra cosa. Se quedó mirando por la ventana, sin decir nada. El silencio se instaló en el vagón del expreso. Los demás no sabían cómo consolarlo. Era imposible poder expresar lo triste que se sentía. Hermione tomó la mano de Harry, y él se volvió para mirarla a los ojos.

-No pareces bien—Susurró ella.

-No creo estarlo.

El azabache agachó la mirada y jugueteó con la varita de Alessia entre sus dedos, que aún conservaba. La varita era de un tamaño pequeño, Harry se preguntaba como su hermana podía hacer magia con algo tan diminuto. Había intentado hacer algunos hechizos con ella, pero la varita se bloqueaba como si no estuviera dispuesta a cambiar su lealtad. Harry suspiro.

-Quiero creer que todo va a estar bien, Harry—dijo Hermione con voz tranquila.—Que Alessia está bien, y que saldremos de este lío.

Harry no dijo nada, solo asintió con la cabeza. Ellos oían la respiración lenta y profunda de Ron mientras dormía en su asiento, algo que Harry habría deseado poder hacer en ese momento. Estar dormido sin tener que pensar en nada. No había caído en cuenta del momento en el que el pelirrojo se había dormido, si minutos atrás fue el primero en hablar, pero siendo sinceros no le interesaba mucho.

El tren se detuvo y Harry se dio cuenta que habían llegado a la estación. Bajaron del vagón, sus ojos se toparon con los de Draco pero él bajó rápidamente tratando de evitarlo, Harry creyó que era después de que Lucius terminara en azkaban por su culpa, pero luego recordó que su novia estaba desaparecida y Draco lo único que podía pensar en el momento era en creer los chismes de Skeeter.

Al bajar Harry sintió como si le dieran un golpe en el pecho, cuando al voltear a su lado Alessia no estaba con él. Cuando vio a Draco cruzar la estación e irse sin despedirse y abrazarse por una eternidad con Alessia. Harry, en ese momento, sintió una extraña sensación de soledad.

Todo empeoró cuando en casa de los Dursley abrió la puerta y al entrar sus tíos y primo lo observaron bastante confundidos.

-¿Dónde está Alessia?—Cuestionó Petunia, asomando la cabeza desde la sala hacia la entrada principal como si esperara que la pelirroja cruzara la sala en cualquier momento.

Un nudo se formó en la garganta de Harry, no sabía cómo explicarle que su hermana estaba desaparecida y había sido secuestrada. Pues aunque ella no lo admitiera abiertamente, Petunia le tenía un poco de cariño.

Harry notó que las palabras se atoraban en su garganta. No podía decir nada, el nudo en su cuerpo se hizo más grande, se sintió incapaz de hablar o de siquiera respirar. No sabía qué hacer ni cómo continuar, sentía la mirada de Petunia clavada en él y se sentía como si estuviera siendo mirado fijamente por una jirafa.

-Potter—Bramó el tío Vernon—¿Donde está tu hermana?

-Se... Se ha quedado... Unos días, con su novio—Susurró con voz cortada. Aunque ni él mismo se creía la mentira.

-¿Y el perro?—Preguntó Dudley, buscando con la mirada a Lia. Quien Harry había decidido dejar encargada con Hagrid.

-Alessia... Se la llevo.

Draco Malfoy caminó por los largos pasillos de la mansión de su familia, ese día le había ido mal en el colegio y sentía la necesidad de escapar, de refugiarse en la seguridad de su habitación. Sus pasos resonaban en el inmenso vestíbulo, las lámparas brillaban con intensidad. Mientras caminaba, se preguntaba por Alessia. La recordaba riendo y con las mejillas sonrojadas cuando él la besaba, sus ojos se humedecían cuando recordaba la última tarde que había pasado con ella.

-Draco—Habló la dulce voz de su madre detrás suyo. Draco se detuvo y volteó a verla, estaba de pie a unos metros de distancia con una mirada preocupada y una expresión que reflejaba su tristeza, y era normal que estuviera devastada después del encierro de su padre en Azkaban—Me enteré lo que pasó con Alessia.

-Mamá...

-Lo lamento hijo—Intervinó la mujer, se acercó a Draco y lo abrazó envolviéndolo entre sus brazos. Narcissa había olvidado lo mucho que su hijo había crecido, estaba convirtiéndose en un joven alto y apuesto.

Draco apoyó una de sus manos en la espalda de su madre, sintiendo su cariño y su intención de animarlo, no pudo evitar llorar.

-No pude hacer nada para salvarla—Desahogo.

-Lo sé, pero no es tu culpa...

𝙏𝙧𝙖𝙞𝙘𝙞ó𝙣 / 𝘿𝙧𝙖𝙘𝙤 𝙈𝙖𝙡𝙛𝙤𝙮 𝙮 𝙩úDonde viven las historias. Descúbrelo ahora