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Narra Alessia: El último mes del ciclo escolar ha llegado, mi primer año se ha ido bastante rápido, aún recuerdo cuando Harry entró a Hogwarts, esperar sola en casa de los Dursley a que el ciclo escolar terminará era una tortura, Harry me enviaba lechuzas todas las mañanas, contándome su día, sobre sus amigos, clases, etcétera. Durante todo el ciclo noté que el profesor de defensa contra las artes oscuras, Remus Lupin, actúa extrañamente amable conmigo, al principio creí que era un pedófilo. Pero después habló conmigo, resulta que él solía ser un gran amigo de mis padres, cuando ellos estaban vivos, claro...
-FLASHBACK-
-¿Sabes Alessia?—Dijo aquel hombre, de piel pálida y cicatrices en su rostro. Su cabello castaño y un poco desordenado caía sobre su frente, ocultando sus cejas—. No sé si tu hermano ya te lo dijo, pero cuando te vi a ti y a Harry en el tren, los reconocí de inmediato, pero no por la cicatriz de Harry—Aclaró él.
-¿Entonces por qué, profesor?—Le pregunté yo, y él volteo a verme y sonrió cálidamente.
-En el caso de tu hermano, por sus ojos—. Suspiró—Y en el tuyo, por tu aspecto. Eres la viva imagen de tu madre, físicamente, por otro lado, he visto que tu personalidad es exactamente igual a la de tu padre.
¿Cómo es eso, profesor? —pregunté—. ¿Como era el carácter de mi padre? Lo que sé es que murió antes de que yo naciera.
Tu padre era un no muy lindo ni alegre chico, era divertido, si, también cariñoso, solo con quienes apreciaba, todo el tiempo bromeaba—Él me miraba muy fijamente, su mirada reflejaba una nostalgia que incluso yo podía sentir—Aunque, como le dije a Harry, tenía una extraña habilidad para meterse en problemas, cosa que los tres comparten.
El profesor Remus y yo intercambiamos una mirada de complicidad.
—¿Me puede decir más cosas sobre mi padre?—le pregunté, invadida por la curiosidad de saber más.
—Por supuesto, pero tendrá que ser después. Por ahora tienes que irte a tus clases, imagino que tu amigo Draco deberá estar buscándote—Me miro con una pequeña sonrisilla—¿Sabes? He notado que tú y el joven Malfoy pasan mucho tiempo juntos, me preguntaba si ustedes dos...—Entendí de inmediato a lo que él se refería.
-¿Que? ¡No, no, para nada!—Mis mejillas empezaron a arder un poco, peor tome mi mochila y torpemente me la puse—Nos vemos luego profesor.
-FIN DEL FLASHBACK-
"¡Alessia!" , "¡Alessia!" Meneé la cabeza para salir de mis pensamientos cuando escuche a alguien gritar mi nombre, seguido de fuertes pasos que se dirigían hacia mí por los pasillos, parecía que alguien viniera corriendo, al levantar la vista, vi que se trataba de Pansy y Goyle.
-¡Necesitamos tu ayuda, es para una sorpresa para Draco, por su cumpleaños!—Dijo Pansy, acercándose a mi y ayudándome a levantarme.
🍏
Narrador: -¡Suéltenme! ¿Que creen que están haciendo?—Gritaba aquel chico rubio, que tenía los ojos vendados, se resistía a que lo llevaran. Blaise y Crabbe tenían que llevarlo casi a rastras por el jardín de Hogwarts.
-¡Tranquilízate, no es como que te vayamos a matar!—Dijo Crabbe, empujando a Draco por los hombros, el cual seguía poniendo resistencia a ir a la dirección donde aquellos dos chicos le llevaban.
-Pero si fuera tu novia Alessia no te quejarías tanto, ¿Verdad, Malfoy?—Habló Blaise, burlón. Crabbe rió junto a él y las pálidas mejillas de Draco se pusieron rojas por debajo de la venda que cubría parte de su nariz (pero no tanto como para impedirle respirar), ambos adolescentes de volvieron a reír.
-¡Cállate! ¡Eso no es cierto!—Gritaba Malfoy—¡Además, yo!—No pudo terminar su oración cuando una patada en el trasero lo hizo caer sobre el césped, se levantó de inmediato de forma torpe, y fue ahí donde Blaise quitó la venda de sus ojos, permitiéndole ver. Lo habían llevado a uno de los terrenos traseros y alejados del castillo, donde había una manta a cuadros rojos y blancos, sobre ella una canasta donde salía un poco de vapor, indicando que había una deliciosa comida dentro de ella esperando a ser comida, jugo de calabaza, (el favorito de Draco) y un bello pastel en el centro, cubierto por un glaseado de color verde y unas letras en color negro que decían "Feliz cumpleaños, Malfoy", sobre él había dos velas, que tenían el número "14", había unos cuantos regalos, envueltos en cajas de distintos tamaños—. ¿Que es esto?—Preguntó Draco confundido, observando lo que había en el lugar.
Los arbustos a la par de la manta se sacudieron, indicando que había algo dentro de ellos, un par de hojas cayeron y de entre estos mismo salieron Pansy y Alessia, con hojas en el cabello pero con enormes sonrisas en sus rostros, al mismo tiempo de detrás de un árbol cercano salió Theodore, también con una sonrisa en el rostro, los seis Slytherin rodearon a Draco, comenzaron a abrazarlo y felicitarlo por su día de cumpleaños, seguido de cantar "Feliz cumpleaños" al unísono, entre aplausos, Alessia tuvo que ser cargada por Blaise para poder alcanzar a Draco, le puso un gorro de cumpleaños de color verde con plateado en la cabeza al rubio, el cual no puso ninguna resistencia a ello, y después pudo poner de nuevo los pies sobre el césped cuando Blaise la bajo.
-¿De quien fue la idea?—Preguntó Draco, con una ligera sonrisa en el rostro y sentándose sobre la manta del césped, seguido de sus amigos.
-De Theodore—. Afirmó Pansy, mientras abría la canasta y sacaba deliciosos bocadillos de dentro de esta, los sirvió en platos y comenzó a repartirlos mientras todos comían gustosamente.
-¿Y quien decoró?—Preguntó nuevamente Draco.
-Alessia y Pansy—. Dijo Crabbe, que estaba masticando la comida que le había servido Pansy.
El cumpleaños de Draco fue bastante divertido y agradable para el grupo de Slytherin, donde Draco recibió distintos regalos por parte de sus amigos, pero su favorito, sin duda, fue uno que venía en una pequeña caja de color negro rodeada con un listón blanco y un moño hecho del mismo en la tapa, dentro de ella había un anillo brillante en forma de serpiente, con una nota que decía "—De Alessia". Draco miró a la pelirroja y le sonrió, ella le sonrió de vuelta.
Ese día fue uno de los mejores del año escolar en Hogwarts, donde las risas y los buenos momentos estuvieron presentes, aunque, no todo es felicidad.
Alessia podía jurar que cada cierto tiempo veía por el rabillo del ojo a aquel gran perro de color negro que merodeaba por los jardines, a lo lejos, escondido entre arbustos o árboles. Pero cuando volteaba hacia la dirección, ya no estaba.
En los últimos meses lo había visto más de doce veces, incluso durante un partido de Quidditch donde su hermano terminó en la enfermería.
