Aarón.
Lave mis manos y limpie la navaja, salí del sótano y sentí como si alguien me estuviera espiando, así que sonreí para mí mismo, el juego donde se estaba metiendo era peligroso y ella lo sabía. Pero!, ¿Por qué no habría hecho algo ya?, que estaría tramando. Una parte de mi se sintió excitante y la otra se llenó de sed. Una sed que tendría que saciar de alguna manera.
Dicen que, "la curiosidad mató al gato".
Pues yo estaría gustoso de matar a ese gato.
Con una sonrisa cínica me fui a mi habitación y me detuve en mi balcón mirando su ventana y dejando mi imaginación volar con imágenes nada buenas para la sociedad.
Vanessa.
Me desperté temprano y me arregle para ir al instituto, mamá se había ido antes que yo y me dejó una nota que llegaría tarde, ya se me estaba haciendo normal, no verla casi, la construcción la tenía absorbida completamente. Salí de la casa y comencé a caminar rumbo al instituto, iba bien de tiempo así que podía caminar sin problemas, pase frente a la casa de Aarón y mire hacia allí, la casa estaba en completo silencio y no se miraba a Aarón salir por ningún lado, no iría a clases hoy?, dónde estaría. No mire más y seguí de largo.
Ya en el instituto busque entre la gente a Charlotte y ella tampoco había llegado, será que sus padres no la habían traído, las dos primeras clases pasaron volando y ya me encontraba en el comedor desayunando, se me hizo raro no ver a Aarón, ni a Charlotte, pensé en Lucas y me pregunte si el si había venido, dónde podía encontrarlo.
—¿Qué haces tan sola?. —se sentó a mi lado Derek.
—Hola, y no vino Charlotte. —me encogi de hombros.
—Vente con nosotros a la mesa.
—Ya casi termino y tengo clases, será en otro momento.
—Siempre eres bienvenida. —anoto algo en un papel. -Esa es la dirección del lago, espero verte.
—Gracias, nos vemos luego. —me guiño un ojo y se fue con su grupo, yo recogí mis cosas y me fui a clases, ese día lo pase un poco aburrida pues con Charlotte por lo menos me la pasaba bien.
Al terminar las clases salí rumbo a mi casa y me volví a encontrar a Derek.
—Tienes como irte, ¿dónde vives?.
—Caminando, y en el vecindario de la calle 9, ¿sabes cuál es?. —lo ví pensativo y extraño.
—Si lo conozco, te llevaría pero no puedo ir a esa zona. —¿como que no podía ir?.
—¿Por qué no puedes ir?.
—Solo cosas, bueno te veo mañana en el lago, cuídate. —me beso la mejilla y se fue, yo quedé intrigada de porque no podía ir a mi vecindario, eso tendría que ver con la enemistad con Aarón, que cosas pasaban en ese pueblo.
Llegué a mi casa y me subí a mi habitación, abrí la ventana para que entrara un poco de aire y me dispuse a colocar un poco de música, Selena Gómez invadió mi cuarto y mientras bailaba al son de sus canciones me iba quitando la ropa, tomaría una ducha y luego iría a ver a Charlotte, quería saber si estaba bien.
Con lo que no conté era que me estaban observando desde lejos, estaba despertando a la bestia que dormía en su cuerpo, me estaba metiendo en su mente, sin ni siquiera saberlo...
Salí de casa y me dispuse a caminar, el vecindario estaba tranquilo ya eran pasadas las cuatro de la tarde y algunas personas regresaban de sus empleos, llegué a la casa de Charlotte y Lucas fue quien abrió la puerta, este venía sin camisas y tenía en cabello desordenado, yo sentí mis mejillas arder.
—A que tengo el honor de tu presencia, mi doncella en apuros. —hablo sensual dejándome entrar.
—Vine por Charlotte, se encuentra. —mire a otro lado que no fuera su torso desnudo frente a mí. Lucas no tenía un cuerpo de infarto, pero estaba bien cuidado y esas pecas se le veían lindas, no podía negarlo.
—Esta en su habitación, sube.
—Gracias te veo luego.
—Cuando quieras. —me guiño un ojo y se fue a su habitación, yo me fui en busca de Charlotte.
—Se puede. —toque su puerta.
—Si, entra. —al entrar la mire en su cama enrollada con sus sábanas.
—No te vi en el instituto y me preocupe por ti.
—Si, me he enfermado, gripe o resfriado quizas. —llegue a su lado.
—Que mal, has tomado algo.
—Sí, mamá y papá me han preparado té.
Hablé con ella por otro rato y luego de una hora me dispuse a irme, al salir de su habitación baje y no ví a Lucas por ningún lado, pero cuando iba por el pasillo a la salida escuché voces me acerque un poco y la voz de Aarón me dió en los oídos.
—Dejala en mis manos.- dijo Aarón.
—Seguro. —responde Lucas.
—Como nunca. —afirmo.
—Vamos a la fábrica, ya es hora. —sali de la casa a toda prisa y apure el paso a mi casa. ¿A quien tenía que buscar Aarón?, o ¿a quien?, tenía que vigilar, sería yo, no eso no lo podía ser. Pase por su casa y la señora Florencia iba de salida.
—Hola cariño como has estado.
—Hola señora Florencia bien y usted.
—Perfecta cariño, voy a la tienda, ¿quieres que te traiga algo?.
—No se preocupe, muchas gracias.
La mire irse y algo vino a mi, si Aarón estaba en la fábrica y ella en la tienda, entonces. Mire su casa. Era ahora o nunca. Entre en mi casa y me fui a la parte de atrás, busque la silla de la noche anterior y la coloque pegada de la cerca, tenía que buscar la mejor manera de trepar y pasar al otro lado, la cerca que nos separaba era de bloques así que me subí en la silla y me subí al muro, me agache y agarre la silla y la pasé al lado de la casa de Aarón, para usarla de vuelta. Mis pies cayeron en su patio y mi corazón comenzó a bombardear más deprisa mientras estaba cometiendo un delito, pero lo que ellos hacían era peor.
Mire a todos lados por si alguien estaba mirando, pero no había nada, me fui a la puerta del sótano y mire el candado, como fui tan bruta en no traer algo para buscar abrir la puerta, mire a mi alrededor buscando algo que me sirviera, ví un pedazo de alambre y lo tome será que serviría, lo introduje en el candado buscando la forma de que este cediera, pero no lograba hacerlo. ¿Qué hacía?, ya me estaba ganando los nervios, unos ruidos provenientes de la casa me asustaron y voces me alertaron que alguien venía en mi dirección, ahora que hacía dónde carajos me escondía y la silla la verían allí.
Ahora sí me iba a atrapar, estaba perdida.
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Múltiples
Mystery / ThrillerHay secretos que siempre deben estar guardados. Verdades que no pueden ser reveladas. Cosas que se deben dejar quietas. Dicen que, "la curiosidad mató al gato". Pero, hay tentaciones que pueden más. Y eso!, es lo que me condujo a mi propia perdición...