Múltiples

Capitulo 45

Capitulo final

Era perseguida, perseguida por aquella oscuridad que me trajo malos recuerdos, recuerdos que se volvieron pesadillas y que me hicieron gritar en plena habitación, con la respiración agitada y el sudor tomando mi frente.

Unas manos me tomaron los hombros y me tense.

—Solo fue una pesadilla, vuelve a dormir, solo ha pasado una hora desde que te dormiste. —Aaron me habló y yo lo mire al ponerme un poco de lado.

—Lo siento, no quise despertarte. —me llevo a sus brazos y yo recosté mi cabeza en su hombro, aquel que no estaba herido.

—Las pesadillas ya pasarán y no lo sientas. —su respiracion era calmada.

—Descansemos, ahora tenemos que seguir conduciendo. —senti cómo me acurrucaba más a su costado y yo lo abrace por la cintura, sintiendo el calor de su cuerpo.

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California, Norte.

Llegamos después de conducir por horas, rentamos una pequeña casa.

No salimos mucho, preferíamos pasar desapercibidos, la gente no era tan sociable y eso fue genial, porque no andaban preguntando de dónde veníamos ni quienes éramos.

Cada quien estaba pendiente de sus cosas y eso me gustó.

La casa era pequeña, tenía dos habitaciones, un baño, una cocina abierta que daba al salón y tenia un pequeño patio trasero. Era perfecta.

Cada uno tomo una habitación, yo le daba espacio a Aarón, sabía que el se estaba adaptando a vivir conmigo, que los monstruos de su pasado lo seguian acechando, que por las noches tenia pesadillas y que se encerraba en si mismo.

Eso me dolía.

Pero debía darle su tiempo.

Ayudarlo a sanar sus heridas.

Quería saber todo de el para reconstruir su corazón.

Había hablado con mamá, todo estaba bien, no había más malas noticias, y Lucas supimos que se había ido a la costa oeste, que más adelante nos avisaría para reunirnos y me había dicho que ya pronto era el cumpleaños de Aarón que le dejaba sus felicitaciones.

Por supuesto, Aarón no me dijo nada que estaba cerca su cumpleaños, así que cuando llegó el día, quise hacerle una sorpresa haciendo un pastel de chocolate, quería sorprenderlo, quería darle un poquito de color a su vida, aunque fuera un instante.

El reloj dió las cinco de la tarde y me senté lista en la sala a esperar que llegara, me dijo que tenía que hacer unas compras y luego quería despejar la mente.

Yo coloque el pastel en la mesa y una botella de vino, el día anterior había comprado todo. El dinero que me dió mi madre y el que tenía Aarón nos serviría por un par de meses, ya después buscaríamos un empleo.

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La puerta estaba siendo abierta avisándome que Aarón estaba entrando así que me levanté y puse mi mayor sonrisa.

Lo ví entrar y este me miró, una mirada en dónde me estudió de pies a cabeza. Yo traía un vestido un poco suelto que me daba a las rodillas y su parte delante era en forma de corazón, dejando un poco de piel de mis senos a la vista.

Se adentro del todo y dejo su chaqueta sobre el perchero y se acercó a mí, a pasos decididos, llegando a mi y uniendo sus labios a los míos, en un beso necesitado, uno que había anhelado mucho. No lo había besado desde aquel día en el hotel y habían pasado varios días.