Capítulo 20

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Juanjo

—¡Ay, Juanjo! Te mato —chilla Denna intentando apartarme, después de que deje caer todo mi peso sobre ella, despertándola.

Se ha quedado dormida como un tronco en el sofá, y yo me he tirado sobre ella porque estaba adorable y me han entrado unas ganas incontrolables de hacerla rabiar.

—A despertar se ha dicho —exclamo en su oreja, haciéndole cosquillas mientras ella se retuerce debajo de mí—. Hombre, por favor, ¿qué es esto? Durmiendo a las cuatro de la tarde, qué poca profesionalidad.

Denna me pellizca el brazo con fuerza, haciéndome gritar y soltarla. Ella aprovecha para rodar y ponerse sobre mí. Yo me dejo un poco, la verdad, pero es que peso mucho y ella es bastante canija, y me da pena.

—Sabes perfectamente que soy una curranta —protesta ella, usando mi pecho como tambor, para hacer un ritmo que me suena. Creo que es Péiname Juana, la canción con la que la nominaron.

—Lo sé, Dennita, lo sé. Y espero que toda España también. —Miro a la cámara de forma amenazante—. Votadla, ¿eh? No me dejéis sin mi Ahmu.

Denna me abraza con fuerza, sin decir nada. Sé que intenta hacerse la dura, pero está agobiada por irse y se ve a leguas.

—Ni sin Violeta —termino, dándome cuenta de que si ella no estuviera yo también estaría fatal. También por Martin. Diría que Violeta y él son las dos personas más sensibles de la academia, y se entienden a la perfección. Si ella se va, él lo pasará mal.

Y Denna para mí es un pilar. Me comprende como poca gente es capaz de hacer, y nunca me ha juzgado, ni siquiera cuando estoy de mal humor por cualquier tontería.

—Oye, Juanjo —me dice, dándome la mano y mirándome. Se ha puesto seria de repente—. Si yo me voy, prométeme que estarás bien.

—Denna, si te vas no voy a estar bien, no puedes pedirme eso porque...

—No me refiero a eso —me corta ella—. Me refiero a que no apartes a nadie, que no te aisles. No te cierres a lo que te está pasando.

Me sujeta la mano y su sonrisa es tan verdadera que me dan ganas de abrazarla con fuerza y no soltarla hasta que se termine esta pesadilla de día. No quiero que se vaya.

Sé que habla de Martin. Su mirada cómplice y su forma de agarrarme la mano no dejan lugar a dudas.

—No pienso aislarme, te lo juro —le aseguro mientras la miro muy fijamente. Es la verdad.

—¿Vas enserio, entonces?

Yo asiento. Voy muy enserio con Martin, nunca había tenido tantas ganas de estar con una persona.

—Mucho.

A Denna le brillan los ojos cuando me escucha decir eso. Me abraza con fuerza, como si quisiese protegerme de algo.

—¿Ya sois...?

Me quedo tieso. La verdad es que nunca lo había pensado. Osea, claro que no somos nada de eso. Ni siquiera hemos hablado del tema. Nos estamos conociendo, ¿no?

—Qué va, qué va. A mí eso no me va —respondo rápidamente.

Denna arquea una ceja, divertida.

—Os doy dos semanas —suelta, muy segura de sí misma—. En dos semanas, volvemos a tener esta conversación.

Se levanta y se va a ver a Alex, riéndose y dejándome pensativo.

***

—Estás guapísimo —me dice Martin, dándome un repaso de arriba abajo justo antes de entrar en la academia tras pasar por vestuario y maquillaje.

Vamos directos al solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora