Capítulo 23

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Martin

Estoy agotado, reventado y destrozado. Ah, sí, y agotado. Aunque ya lo haya dicho.

Cris y yo llevamos toda la mañana ensayando. Además, hemos sido los últimos en pasar por el escenario, así que todos están ya de vuelta en la academia menos nosotros.

Esta semana, la gala se hace antes, para dejarla grabada. Muy probablemente, el motivo sea que sí que vamos a irnos a casa, aunque aún no nos hayan confirmado nada. Sí que me da un poco de vértigo, pero solo de pensar en abrazar a mis padres y a mis hermanos se me pasa cualquier preocupación. Y a mis amigos. Los echo muchísimo de menos a todos.

—Te quedaste empanado —me dice Cris, zarandeando suavemente mi hombro con su mano.

Me froto los ojos, volviendo a la realidad.

—Ah, sí, perdona. Estaba pensando en mis cosas.

Cris se ríe un poco y mira al suelo con timidez.

—¿Pensabas en Juanjo?

Yo levanto las cejas, sorprendido. No esperaba que Cris fuese a sacarme ese tema. La verdad es que nunca hemos hablado de cosas personales.

—Justo ahora no —le digo, encogiéndome de hombros—. En cualquier otro momento del día, puede ser. —Me río y Cris sonríe, desviando la mirada.

Me agacho para coger mi botella de agua. Me muero de sed. Tantas horas cantando no son buenas para la salud. Estoy de mal humor, estoy molido y solo quiero tirarme en el sofá.

—¿Ya son pareja? —me pregunta Cris de repente.

Por poco me atraganto con el agua.

—Eh... No. A él no le van esas cosas, creo —confieso.

La verdad es que dudo bastante que nuestra situación actual vaya a cambiar en un periodo de tiempo corto, pero estoy contento con cómo estamos ahora. Pero vamos, que si él quiere dar un paso más yo estoy más que dispuesto. Aunque lo veo bastante improbable. Bastante ha avanzado ya.

—Bueno, tiempo al tiempo —me dice él con dulzura. Yo le sonrío.

Cuando volvemos a la academia, aún no he terminado de colocarme el micro cuando escucho a Rus gritarme.

—¡Pumu! Vente con nosotros, que estamos aburridos.

Miro hacia allá y veo a Ruslana, Chiara, Alex, Violeta, Lucas, Naiara y Juanjo en en el sofá, tirados. Juanjo está sentado en una esquina comiéndose un yogur de forma adorable. Cuando escucha a Rus, mira en mi dirección. Su cara cambia en cuanto me ve y se le iluminan los ojos, sonriendo de oreja a oreja. Jo, lo quiero mucho.

—¡Martin! —exclama, llamándome—. ¿Estás cansadico?

Yo voy hacia ellos y me siento al lado de Violeta, en un extremo del sofá.

—Bua, estoy reventado —protesto, estirando la espalda—. Se me ha hecho eterno.

Violeta me da un masaje en la espalda y yo por poco ronroneo del alivio. Juanjo no para de observarme, así que en cuanto Vio termina, me levanto y voy hacia él. Lo abrazo y me tiro encima suya, y él se deja caer sobre él respaldo y me rodea con sus brazos. Lucas, que está a su lado, me da pequeños azotes y Juanjo lo imita, como si yo fuera un tambor.

—Eh, parad —me quejo. Me separo un poco de Juanjo para mirarlo—. Ven, porfa —le pido, tirando de su brazo.

Él se levanta enseguida para seguirme, y vamos hacia las taquillas. En el camino, nuestras manos se rozan "accidentalmente" varias veces.

Vamos directos al solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora