Martin
—¿Me grabaz ahora? —le pregunto a Juanjo con voz de bebé, haciendo un puchero, mientras él me echa un poco de su laca por el pelo.
Me da un beso en la mejilla.
—Ziempre te grabo, tonto —me responde, y me echo a reír al ver la cara de niño pequeño que pone. Somos tan ridículos que me encanta.
Ruslana, que está en el lavabo de al lado, finge una arcada.
—Sois tan empalagosos que como pongáis esa voz una sola vez más me va a dar diabetes, os lo juro —dice poniendo los ojos en blanco.
Juanjo le echa un chorro de laca por el pelo y ella chilla, sorprendida y cabreada.
—No te preocupes, Ruslana, cariño, que yo también echo de menos pasar tiempo contigo. Pero no puedes cantar conmigo dos veces.
—¡Juanjo, capullo! Que eso huele fatal —protesta mi amiga, sacudiéndose el pelo.
Él se lleva el bote de laca al pecho, fingiendo dolor.
—Eh, no insultes a mi laca.
Ruslana gruñe y se pira poniendo los ojos en blanco, pero la veo reírse antes de que se dé la vuelta por completo.
—Del uno al diez, ¿cuánto te gusta hacer rabiar a Rus? —le pregunto, divertido.
Juanjo guarda el bote en un cajón y sonríe orgulloso.
—Diez por diez a la diez —responde, y no tengo ni idea de cuanto es eso. Cosas de ingenieros—. Además, ha empezado ella. No te olvidez, dovio —termina, con esa voz de nuevo, que cada día hace que me derrita más.
Naiara pasa por nuestro lado y se ríe.
—Anda, agapornis, que vais a llegar tarde.
***
Ostras, qué mal. Qué mal. Veo las caras de los profesores, y todos me observan sin saber qué decir.
Miro a Juanjo buscando ayuda, y él sigue grabándome, con una expresión algo extraña. Sin embargo, cuando levanta la vista del móvil para enfocarla en mí, me sonríe, como si quisiera tranquilizarme. Yo le pongo una cara rara, sé que lo he hecho fatal. Él niega con la cabeza y se encoge de hombros, como diciendo: solo es un pase de micros.
Los profesores me dicen lo que yo ya sé, que ha sido un desastre. Tenía tanto que darte no es una canción difícil, y me da rabia que me salga mal. Especialmente después de salir favorito y el numerazo de la semana pasada, siento que voy a decepcionar a la gente.
He de reconocer que no he ensayado demasiado. Después de la paliza de la semana pasada, en la cual ya venía agotado de Dynamite, supongo que cuando me dieron esta canción me relajé. Además, he tenido algo de fiebre y me he dedicado a descansar.
Así que encajo las criticas de los profes con la cabeza alta, y tomándomelas como un toque de atención para ponerme las pilas. Sin embargo, cuando estoy a punto de ir hacia mi sitio, Noemí dice algo más.
—Y quería daros un toque de atención en general —dice, captando el interés de todos. Pero, aunque haya dicho "toque de atención general", sus ojos están clavados en mí, en una mirada de decepción—. Queremos veros trabajando. Que os esforcéis, que demostréis que merecéis estar aquí. Habéis venido a cantar, no a... —Lanza una mirada a Juanjo—. No a otras cosas.
La sala se queda en silencio. Todos saben a quiénes se refiere.
Asiento, dándome por aludido, mientras noto el calor ascender por mis mejillas, y sé que estoy más rojo que en toda mi vida. Qué vergüenza. No proceso nada de lo que acaba de suceder, solo quiero sentarme. Así que lo hago. Le doy el micro a Álvaro y me siento en el primer sitio que pillo, entre Lucas y Paul.
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Vamos directos al sol
RomanceJuanjo Bona y Martin Urrutia son dos concursantes de Operación Triunfo 2023. Tantos días encerrados entre las cuatro paredes de la academia hacen que surja una atracción entre ambos que les resultará imposible disimular.