Martin
—Rus, en serio, no te rayes más. No ha sido tan horrible.
Ruslana se revuelve en el sofá para mirarme, alucinando.
—¡¿Que no?! —Se tira del pelo, frustrada—. ¡Me callé durante media canción!
Está frustrada por el pase de micros. Se le ha ido la letra en un momento y ya no ha conseguido retomar la canción. Me acuerdo de cómo me miraba aterrorizada mientras yo intentaba transmitirle calma, pero no sirvió mucho. Y ahora está agobiada.
—Solo es un pase de micros —le recuerdo—. El momento para que pasen estas cosas es ahora. El sábado estará genial, ya verás.
Ruslana suspira.
—Espero. —Se frota los ojos—. Encima discutí con Omar hace un rato. Qué desastre de día. Aaaaaaaagh. No me sale nada bien.
Me río y me lanzo sobre ella para hacerle cosquillas.
—¡Eres boba! —le digo entre carcajadas mientras ella se retuerce—. Te sale todo genial siempre. Eres Ruslana. Eres como la persona más perfecta que conozco.
—Bobo tú.
Me sonríe agradecida y dejo las cosquillas.
—¿Qué ha pasado con Omar? —le pregunto.
Ella pone los ojos en blanco.
—A veces siento que me trata como si fuera su hermana pequeña. —Asiento, comprendiendo a qué se refiere. Rus y Omar tienen una relación preciosa, pero la diferencia de edad a veces se nota, por parte de ambos. Aún así siempre consiguen arreglar cualquier problema que tienen, y esta vez sé que no va a ser la excepción—. ¿Y sabes lo que me molesta aún más? Que siempre tiene razón. ¡Siempre! —Se tira del pelo otra vez y yo me río—. ¡Me da tanta rabia que le quiero pegar!
Me pega a mí en el hombro para compensar y yo se la devuelvo más fuerte.
—Yo creo que tenéis que hablar cuando se os bajen los humos a los dos. Seguro que de aquí a una hora ya estáis bien.
Rus se encoge de hombros, pero sé que sabe que tengo razón. Se queda en silencio unos segundos y luego da un bote y levanta las cejas como si acabase de acordarse de algo.
—¡Oye! Yo tenía que hablar contigo.
Me mira con picardía.
—Qué miedo. ¿De qué?
Antes de que Ruslana pueda decir nada, suena el timbre.
—¡La cena!
Salimos pitando hacia la cocina, porque puede que tengamos charlas intensitas, pero tenemos 18 años y un hambre incontrolable que va por encima de todo.
Juanjo está ensayando y aún no ha aparecido. El resto están haciendo cola para coger su comida. Decido coger dos platos y cogerle comida para que no se quede sin sanjacobos, que sé que le encantan. Hay algo que me resulta natural cuando dejo su plato en el sitio que hay enfrente del mío, como si llevase haciéndolo toda la vida.
Juanjo, Bea y Álvaro llegan un poco después, cuando llevamos la mitad de la comida. Bea deja su bolsa colgada en el asiento que hay a mi lado y Juanjo le hace cosquillas por detrás mientras ella se retuerce. Se están riendo de algo que no sé ni qué es, pero me quedo mirándolo embobado como si llevase días sin verlo. Entonces Juanjo me mira a mí, deja de reírse y me dedica una sonrisita muy pequeña, casi imperceptible, pero que me llena por completo. Le devuelvo el gesto pero de forma amplia y segura. Siempre me ha resultado sencillo mostrar mis sentimientos y mi estado de ánimo.
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Vamos directos al sol
Storie d'amoreJuanjo Bona y Martin Urrutia son dos concursantes de Operación Triunfo 2023. Tantos días encerrados entre las cuatro paredes de la academia hacen que surja una atracción entre ambos que les resultará imposible disimular.