Capítulo 33

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Juanjo

—Y... Ah, sí. Aquí es cuando mi hermana chilla como una loca cuando escucha cantar a Alex —me explica Martin, sonriéndole con cariño a la imagen de la pantalla.

Me está enseñando un vídeo de su familia viendo trozos de la gala 4, nuestra gala. Me grabó mil cosas cuando estuvo en su casa en Navidad, y siempre me las enseña ilusionado. Es adorable. Yo también tengo muchos vídeos aún por mostrarle. Supongo que aunque seamos muy diferentes sí que tenemos bastantes cosas en común. Por eso encajamos tan bien.

—¿Y yo? —le pregunto, haciéndome el ofendido. Martin me mira, sin entender.

—¿Tú qué?

—¿Tu hermana no era MI fan?

La indignación en mi voz hace que Martin se ría. Asiente.

—Os ama a los dos. Está obsesionada contigo. —Mi pecho se hincha de ego. Caerle bien a tu cuñada incluso antes de conocerla es una liberación, honestamente—. Estoy muy feliz. No suelen gustarle mucho mis... Bueno, ya sabes —dice, consciente de dónde estamos.

Sus rollos. Sus ligues. Sus novios. Sea lo que fuera lo que iba a decir, una oleada de orgullo me invade. El primer tío aprobado por María Urrutia. Soy la hostia.

—¿Muchos? —le pregunto a Martin, sonriendo de forma ladeada. Tiene pinta de ser un seductor, honestamente, aunque luego es tan tímido... Me despista. Tampoco sé exactamente por qué quiero saber la cantidad, pero de repente es una necesidad para mí.

—¿Por qué quieres saberlo? —pregunta, divertido—. ¿Estás celoso?

Niego con la cabeza inmediatamente. Madre mía, se nos está yendo de madre la conversación. La cámara, que antes apuntaba hacia otro lado, se gira hacia nosotros. Nos están enfocando, qué cabrones. Le hago una seña a Martin y él se fija también en el objetivo fijo en nosotros. Asiente, dándome a entender que me ha comprendido.

—No, es simple curiosidad —le digo de forma ambigua, sin dar detalles del tema de conversación.

Martin carraspea.

—Serio, solo una vez. Y ni siquiera fue... No es como ahora.

Sus palabras calan hondo en mi pecho. No es como ahora. Es la primera vez que se enamora. Una cálida y agradable sensación me invade el estómago. También es mi primera vez. Antes pensaba que ya lo había experimentado pero... nunca he sentido algo tan fuerte como con Martin.

Hace unos días nos habló de un tío que le rompió el corazón. Supongo que se referirá a él cuando habla de su otra relación.

Ambos volvemos a mirar a la pantalla. Empieza nuestra actuación, y su familia la ve emocionada mientras le mandan a Martin miradas tiernas. Erik, su hermano pequeño, hace un corazón con sus manos y se lo lleva al pecho mientras mira al Martin que graba el vídeo con cariño y una admiración preciosa.

Me giro para ver la reacción de mi novio, que observa a su hermano con tanto amor que mirarlo resulta casi invasivo. De repente, sus ojitos brillan, sus cejas se arquean y su boca se frunce en un puchero, como siempre que se emociona. Las lágrimas comienzan a resbalar por sus mejillas.

—Eh, tonto —le digo con voz de bebé, pasando un brazo por sus hombros y dejando que pegue su frente a mi hombro mientras se emociona. Le sujeto la mano con fuerza, para darle a ánimos.

Vamos directos al solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora