Martin
—Haz tú de Bea, Martin —propone Kiki, acercándose al portátil de la sala de Abril para darle al play y poner Walk like an Egyptian, la canción que hicieron ella Bea y Rus en la Gala 2.
Ruslana, Chiara y yo nos ponemos a recrear la actuación, metiéndonos a tope en el papel e imaginándonos al público vitoreándonos. Tengo buena memoria, de manera que recuerdo los movimientos de Bea a la perfección.
Me encanta estar así, a solas con ellas, volviéndonos locos mientras nadie nos ve. Bueno, a excepción de todas las personas que estén viendo el directo, claro. Aunque siendo por la noche, dudo que sean muchos.
En poco más de una hora, nos abren la habitación. Tengo unas ganas inmensas de que lo hagan, para así poder tirarme en la cama con Juanjo y pasar un rato a solas. Hace un rato que no lo veo; creo que se ha ido con Bea y Álvaro a hacer el tonto.
—Martin, no me estarás remplazando, ¿verdad? —pregunta de repente Bea, entrando en la sala y seguida de Álvaro y de Juanjo.
En cuanto lo veo, me sale una sonrisa incontenible, y él hace lo mismo cuando clava sus ojos en mí, cosa que hace nada más cruzar la puerta.
—No podría —respondo, sin dejar de mirar a Juanjo.
Desde que me ha pedido salir, he estado en una nube todo el resto del día. Aún no me puedo creer que haya querido dar ese paso.
—¿Estáis recreando actuaciones? —pregunta Álvaro, ilusionado. Los tres asentimos—. Pues nos acoplamos, que nos aburrimos. Muy feo eso de no avisarnos antes.
—Estábais hablándole a las cámaras como si fueran a responderos —se justifica Rus, ahogando una carcajada—. Tenía pinta de ir para largo.
Ellos se ríen, y se unen a nuestro pequeño intento de fiesta. La verdad es que nos lo pasamos de maravilla. Estando aquí encerrados, con un repertorio limitado de canciones que escuchar, solo ellos cinco podrían hacerme disfrutar de esta forma.
Imitamos las canciones del resto en diferentes galas, y luego ponemos otras de fondo mientras bailamos. La verdad es que yo sólo bailo con Juanjo. Sí, los demás están por alrededor, pero mi atención está continuamente puesta en él y noto que la suya lo está en mí.
Constantemente busco su contacto, ya sea rozando sus brazos al bailar, agarrando sus manos para que se mueva al mismo ritmo que yo...
En un momento, lo abrazo, él se agacha, y nos tiramos al suelo, yo sobre él. Mi cuerpo queda encima del suyo, y mi boca busca su boca inconsciente, pero me paro en el último momento, recordando dónde estamos. Mi cara queda muy cerca de la suya, sin llegar a tocarse.
—Mi novio —susurro, saboreando las palabras y disfrutando de cómo suenan.
—Mi novio —responde, y sus mejillas se tiñen de un ligero color rosado, cosa que me parece tan adorable que lo abrazo con fuerza.
Poco después nos levantamos para continuar bailando con el resto, hasta que acabamos todos agotados y nos tiramos al sofá. La canción más hermosa del mundo, de Omar, comienza a sonar, y nos entra la nostalgia a los seis.
Aprieto la mano de Ruslana con fuerza, imaginando lo que debe de suponer para ella que Omar ya no esté aquí. No quiero ni pensar en como me sentiría yo si Juanjo se fuera. Los seis cantamos junto a la voz de Omar, que llena la sala y lo impregna todo de un ambiente mágico. Es un momento precioso.
—Os quiero —dice Juanjo, de repente. Lo miro, conmovido. Estoy recostado contra su cuerpo—. Los seis finalistas, chicos.
Suspiro al oír sus palabras.
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Vamos directos al sol
RomanceJuanjo Bona y Martin Urrutia son dos concursantes de Operación Triunfo 2023. Tantos días encerrados entre las cuatro paredes de la academia hacen que surja una atracción entre ambos que les resultará imposible disimular.