Capítulo 34

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Martin

Cuando termino mi segundo pase de micros, todo el mundo se levanta y me vitorea. Cada uno de mis compañeros y de los profesores está eufórico tras ver el resultado, y lo cierto es que yo no me quedo atrás. Aún tengo que ver cómo queda con la pole y los bailarines, pero al menos, mi parte ya está. He conseguido hacer lo que me han pedido.

Le lanzo una mirada de agradecimiento a Abril y a Vicky. La primera me ayudó a detectar partes del baile que me bloqueaban y me hacían sentir mal, y me escuchó cuando le conté todas mis preocupaciones. Después, ambos fuimos a hablar con Vicky para modificar una serie de pasos, y la diferencia es abismal.

Mis ojos buscan a Juanjo, y cuando se juntan con los suyos, la sonrisa me sale sola. Está más feliz que yo, si es posible, aplaudiendo como un niño y dando saltos emocionado. Ha ensayado tanto conmigo esta semana que casi podría salir él a hacer la actuación. Sin saber francés, se ha aprendido la letra entera por mí. Nadie había sido nunca tan bueno conmigo. Juanjo Bona es de otro planeta.

Le doy el micro a Nai, y me lanzo hacia los brazos de Juanjo, que me envuelve dejando besos en mi pelo, orgulloso.

—Vas a brillar —susurra, repitiéndome la frase que lleva diciendo toda la semana. Incluso cuando nada me salía, sé que lo decía enserio y no para regalarme los oídos o animarme. Él siempre ha tenido una fé ciega puesta en mí—. Y vas a salir favorito —dice, muy seguro.

Yo pongo los ojos en blanco.

—No lo sabes. Lo mismo sales tú —le digo, y lo pienso de verdad. La semana pasada salió en el top 3, por fin. Me alegré más cuando él se levantó que cuando lo hice yo. Al final ganó Kiki, pero lo importante es que por fin mi novio recibió el amor de la gente, que tanto se ha merecido desde el principio. Si él saliera favorito, me alegraría casi más que si salgo yo, que he tenido apoyo desde casi la primera gala.

Juanjo sonríe de forma sarcástica. No se lo cree. Para él, salir en el top ya fue suficiente premio. Por mucho que haga bromas recordando a la gente que lo voten favorito delante de las cámaras, en el fondo sé que lo ve imposible, y me da rabia que lo acepte así sin más, que piense que no merece cariño del público.

—Si yo estuviese viéndote en mi casa, está semana te votaría a ti de cabeza, Magtan —me dice, apartándome el pelo de la frente con cariño—. Bueno, esta semana y todas.

—Eres bobo. —Me pongo rojo como un tomate.

—Soy sincero —se defiende—. Bobo tú, que no me crees.

***

Juanjo

—A ver, agapornis —dice Naiara, acercándose a nuestra cama y arrancando la sábana que nos cubre. Me separo de los labios de Martin de golpe, y él gruñe cuando Naiara nos destapa, quedándose helado porque no lleva camiseta. No sé qué cojones es un agaporni, pero no me da tiempo a preguntarle porque sigue hablando—. Esta noche vamos a hacer algo todos juntos. Se acabó el aislamiento social que os traéis.

—Pareces mi madre obligándome a dejar la Nintendo y salir a la calle —refunfuña Martin, estirándose y separándose de mí.

—Pues ahora, en vez de a un aparato, te has viciado a un maño. Mismo problema, pero al menos tienes mejor gusto —dice ella, orgullosa de nuestra tierra, y yo le sonrío.

—Anda, vístete, Pumuki. ¿Qué coño queréis hacer? —Trato de sonar perezoso, pero lo cierto es que me apetece pasar un rato con mis compañeros, que ya son casi familia.

Martin, Nai y yo nos acercamos al círculo que han montado todos en el suelo. Está todo lleno de cojines y se han tapado con mantas para no pasar frío. Además, los móviles están en el centro, algunos con la linterna encendida para dar ambiente y vernos las caras.

Vamos directos al solDonde viven las historias. Descúbrelo ahora