✨💀Epílogo💀✨

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El todo es la interconexión entre cielo, tierra e infierno. El vínculo innegable entre la naturaleza, las criaturas y los humanos. La unión del tiempo en el espacio, entre planos y universos, entre lo tangible y lo intangible.

En esas líneas invisibles, el todo se conecta con todos, uno se conecta con el todo, todos se conectan con uno.

Todo puede ser posible.

Todo puede ser difícil.

Todo puede dejar de existir.

La habitación del emperador está sumida en el silencio, y el joven de veinte años despierta de a poco, como si emergiera de las profundidades de una pesadilla. La camisa negra que lleva se adhiere a la piel, como si también estuviera atrapada en un sueño inquietante. Rozando con la yema de los dedos la frente, intenta relajar el ceño fruncido producto de un terrible dolor de cabeza.

Con la mirada algo turbia y los pensamientos aturdidos, se levanta. Las botas negras crujen ligeramente al moverse, y el pantalón que se ciñe a las largas y esbeltas piernas se aferra como una sombra. Sobre la mesa de noche, una corona descansa con una presencia imponente. La corona de Darius está adornada con gemas de obsidiana talladas en la forma de leones rugientes, y los ojos son rubíes centelleantes. Cada detalle, cada faceta, habla de siglos de historia y poder, como si hubiera sido diseñada en los sueños más oscuros de la imaginación.

 Cada detalle, cada faceta, habla de siglos de historia y poder, como si hubiera sido diseñada en los sueños más oscuros de la imaginación

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El emperador se detiene a observarla. La mirada somnolienta se posa en los ojos del león, y por un momento, se siente abrumado por el peso de la responsabilidad.

Suspira con pesadez.

La corona no solo representa el dominio sobre el imperio, sino también las expectativas, las intrigas y las traiciones que vienen con ella.

Parece que el día ha sido agobiante; aún no recuerda cómo llegó a recostarse, la mente de Darius está en una nebulosa.

Decide respirar un poco de aire, desciende por las escaleras del palacio. Los escalones de mármol se extienden ante él como una promesa de escape. El pasamano de hierro forjado, frío al tacto, guía los dedos mientras desciende.

Los acontecimientos de ese día se vuelven firmes.

¿Algún día podría liberarse de su carga? ¿Podría lograr la paz en el imperio? ¿Cuánto tiempo debe pasar? ¿Lo está haciendo bien?

Al llegar al último escalón, se detiene. Ante él se encuentra la puerta que conduce al jardín trasero. La madera tallada de la puerta está gastada por el tiempo. Apoya la mano en la superficie rugosa y empuja con suavidad, revelando un mundo diferente al que deja atrás.

El sol tiñe el cielo de naranja y rosa, y sus ojos cenizos se maravillan frente a la hermosa vista del jardín del palacio de Obsidian.

Un laberinto de senderos empedrados se extiende más allá de la vista. Los arbustos recortados forman arcos y túneles, invitando a los espectadores a perderse en su belleza. La brisa de la tarde acaricia su rostro, y el emperador cierra los ojos.

La santa debe morir// En Corrección Donde viven las historias. Descúbrelo ahora