ISABEL:
— ¡Isabel! - gruñó, su voz retumbó por la habitación como un trueno- ¿Cómo se te ocurre venir aquí después de lo que has hecho?
— Padre, yo... - tragué saliva, intentando mantener la compostura frente al vendaval de rabia de mi padre.
— ¡Cállate! -rugió mi padre, levantando una mano amenazante- ¿Crees que no sé lo que has hecho? ¿Crees que puedo permitir que arruines todo lo que he construido?
— No sé a qué te refieres, padre. No he hecho nada malo.
Mi padre soltó una risotada amarga. Me sentía humillada, como una basura. En serio, ¿él creía que yo había publicado esa noticia?
— ¡Claro que lo has hecho! ¡Has traicionado a tu familia, has manchado nuestro nombre con tus estúpidas acciones! ¡Gracias a ti, en menos de dos horas, millones de pedidos se han devuelto, tenemos puros comentarios en nuestra contra, nuestra empresa está en el piso y todo por lo que tú publicaste!
— Yo no publiqué nada, padre -sonreí intentando tranquilizarlo- nunca te haría eso, padre, nunca.
— ¡Tú y tu madre han difundido mentiras sobre mí! ¡Fotos de ella con moretones, historias inventadas de abuso! ¿Crees que no sé que fuiste tú quien las filtró a la prensa?
— Ya te lo dije, padre, no fui yo. Y sabes que mentiras no son
Mi padre, de la ira, tiró al suelo los pocos objetos que quedaban en su escritorio.
— Sal afuera y aclara todo esto con la prensa. Diles que todo es una mentira, que estás bien, que tu madre está bien. ¡Hazlo ahora mismo! -gritó, mientras tiraba de su cabello negro- Luego de aclararlo, subirás a mi auto y yo saldré por la puerta trasera, y lo arreglaremos en casa.
— No, padre, por favor no - supliqué, sabía lo que me esperaba.
— Ve ahora, ¿ qué es lo que no entiendes? -gritó de nuevo.
Vacilé por un momento, sintiendo el peso abrumador de la responsabilidad sobre mis hombros. Pero antes de que pudiera responder, mi padre me agarró del brazo con fuerza y me arrastró hacia la puerta.
— ¡No tienes opción, Isabel! ¡Haz lo que te digo y prepárate para las consecuencias!
Con el corazón lleno de angustia, salí fuera de la oficina, enfrentándome al mundo exterior con una sonrisa forzada en los labios mientras las cámaras y los reporteros me rodeaban, ávidos de respuestas que yo no podía dar.
No podía decir la verdad, aunque ya era experta en mentir ante las cámaras, fingir que nada me dolía y sonreír como si mi vida fuera un cuento de hadas.
— Señorita Rizzo, ¿puede confirmar las acusaciones de maltrato contra su padre? -preguntó un periodista, con el micrófono extendido hacia mí.
Inhalé profundamente, tratando de encontrar las palabras adecuadas mientras mi mente luchaba por procesar la situación.
— No hay verdad en esas acusaciones - declaré con voz firme, aunque cada fibra de mi ser gritaba por la falsedad de mis palabras; mi sonrisa reflejaba felicidad o por lo menos eso esperaba que creyeran - Mi madre y yo estamos bien. Mi padre es un hombre bueno y amoroso, y estas acusaciones son completamente infundadas.
Los periodistas continuaron disparando preguntas, pero yo apenas podía escucharlos sobre el zumbido ensordecedor en mis oídos.
Todo parecía una pesadilla surrealista de la que no podía despertar. Cuando finalmente mi padre me liberó del asedio de los medios, me llevó de regreso a la mansión familiar con una presión constante en el brazo, como si temiera que pudiera escapar en cualquier momento.
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Tú eres como las nubes
RomanceLa vida de Isabel Rizzo y Matteo Callen da un giro inesperado cuando son forzados a casarse por el bienestar de las empresas de sus padres. Inicialmente enemigos, su relación evoluciona de desafíos y conflictos a una conexión inesperada. A través de...