Capítulo 33

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MATTEO:

 Las agujas del reloj marcaban las dos de la mañana cuando me desperté, sintiendo el peso de la noche sobre mis hombros. La habitación estaba en silencio, solo el suave susurro de la respiración de Isabel llenaba el espacio. La miré, profundamente dormida, con su cabello desparramado sobre la almohada. La serenidad en su rostro contrastaba con la tormenta que rugía en mi interior.

Me levanté con cuidado, sin hacer ruido, y me dirigí al armario. Elegí una camiseta y un par de pantalones cómodos, y me vestí en la penumbra, tratando de no perturbar la paz que parecía envolverla.

Pero yo no podía permitirme esa paz. No mientras la investigación avanzaba a paso lento, sin darme las respuestas que necesitaba. Desde que Isabel había regresado, las cosas habían mejorado, pero aún estábamos lejos de resolver el enigma que envolvía a Rizzo Companys.

Salí de la habitación y me dirigí a las oficinas. Las calles estaban desiertas, la ciudad dormía, ajena a las tensiones que se acumulaban en mi pecho. Al llegar, el edificio estaba oscuro, solo las luces de seguridad iluminaban los pasillos. Subí directamente a la oficina de Nicolai, un lugar que había aprendido a detestar.

Sabía que no debía estar allí, pero no podía evitarlo. Tenía que encontrar algo, cualquier cosa que nos diera una ventaja. La puerta cedió bajo mi mano.

Al entrar, me encuentro con un caos de papeles esparcidos por todos lados. Parece que alguien ha estado buscando algo con prisa. Tal vez Nicolai, o quizás alguien más. Me acerco al escritorio y empiezo a rebuscar entre los documentos. Facturas, cartas de negocios, nada que me sea útil. Pero sé que hay algo más aquí, algo que Nicolai ha estado ocultando.

Mis manos recorren el escritorio, abro cajones, reviso detrás de los cuadros. Estoy buscando cualquier cosa fuera de lo común, algún compartimiento oculto. Entonces, encuentro un armario de metal al fondo de la habitación. Al abrirlo, ahí está: una pequeña caja fuerte.

El corazón me late con fuerza mientras me arrodillo frente a ella. Es un viejo modelo, pero no será fácil abrirla. Me concentro, tratando de adivinar la combinación. Tomo mi teléfono con desesperación y busco las fechas de nacimiento de cada uno. Primero, pruebo la fecha de nacimiento de Nicolai. Nada. Luego, la de Isabel. Tampoco. La frustración empieza a apoderarse de mí, pero sé que no puedo rendirme ahora.

Respiro hondo y cierro los ojos por un momento.

— ¿ Qué es importante para él ? 

Entonces lo recuerdo: Marahana. Siempre ha habido algo peculiar en su relación con Nicolai. Decido probar con su fecha de nacimiento, el 31 de octubre de 1999. Con manos firmes, giro el dial y marco la combinación. Un clic suave me indica que lo he conseguido.

— Por fin -murmuro, abriendo la caja fuerte con una mezcla de alivio y expectación. Dentro encuentro una pila de documentos, claramente marcados como confidenciales. Los tomo y me siento en el suelo, bajo la luz tenue de la lámpara de escritorio, y empiezo a leer.

Los papeles son informes de auditoría, detallando transacciones sospechosas que vinculan varias cuentas offshore con Rizzo Companys. Mi corazón late con fuerza mientras avanzo en la lectura. Esto es lo que necesitaba. Pruebas concretas de que Nicolai ha estado lavando dinero a través de la empresa. Estoy más cerca de revelar todo. De conocer la verdad.

En medio de mi concentración, el teléfono vibra en mi bolsillo, sacándome de mis pensamientos. Al ver el nombre de Isabel en la pantalla, siento una oleada de adrenalina, mi corazón no deja de retumbar bajo mi pecho con fuerza , de repente me pongo nervioso, ¿yo? ¿nervioso? . Respondo la llamada, intentando sonar más tranquilo de lo que realmente estoy. 

— Isabel - digo, intentando mantener la compostura.

— ¿Dónde estás? - pregunta ella, su voz suave, pero con un leve toque de preocupación que no puedo ignorar.

Miro a mi alrededor, observando la oficina desordenada que hasta hace unos minutos estaba investigando. Siento una mezcla de emociones.

— No podía dormir , salí a tomar aire 

—  ¿ a altas horas de la noche? - dice ella sin tomarse mi respuesta muy enserio.

—  pero ya voy de regreso casa -decido ignorar su comentario y colgar la llamada , antes de que me pida más información.

Me levanto del suelo , tomo fotos a todo lo que me pueda servir , trato de hacerlo rápido. El reloj ya marcaban las cuatro de la mañana , el tiempo se fue volando. traté de dejar la oficina como la encontré, para no levantar sospecha alguna . Tomó mis cosas y salgo de la oficina.

Me siento mucho mejor después de recolectar esta información . Al llegar a casa , Isabel ya estaba dormida de nuevo , me quité la ropa que traía puesta , para volver a ponerme la pijama. Levanté las sabanas que envolvían a Isabel y dormí plácidamente ... 



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