MATTEO:
La fiesta estaba en su apogeo. El salón brillaba con luces doradas y plateadas, reflejándose en las paredes de mármol y en los altos ventanales que dejaban ver la ciudad iluminada. Las mesas estaban adornadas con elegantes centros de mesa florales y velas titilantes, creando una atmósfera sofisticada y cálida. Un grupo de músicos tocaba una melodía suave en una esquina, añadiendo un toque de elegancia al ambiente festivo.
La gente se movía de un lado a otro, charlando animadamente, levantando sus copas en brindis y riendo. Los camareros circulaban con bandejas de canapés y copas de champagne, asegurándose de que a nadie le faltara nada. Era una fiesta para celebrar, y todos parecían estar disfrutando del momento.
Marahana, por supuesto, no perdía la oportunidad de estar cerca de mí. Vestida con un llamativo vestido rojo, hacía todo lo posible por llamar mi atención.
—Matteo, debes probar esto —dijo, ofreciéndome una copa de champagne con una sonrisa coqueta.
—Gracias, Marahana —respondí con cortesía, aceptando la copa pero sin mucha intención de beber.
Intentaba mantenerme al margen, pero su insistencia era difícil de ignorar. Ella se inclinó hacia mí, sus ojos brillando con una intensidad que me incomodaba.
—¿Dónde está Isabel? —preguntó, fingiendo preocupación, aunque su tono sugería que no le importaba realmente.
—Está en casa, no se sentía bien —respondí, sintiendo una punzada de preocupación por Isabel.
—Oh, qué pena. Supongo que tendrás que disfrutar de la fiesta sin ella —dijo, acercándose aún más.
Antes de que pudiera responder, mi teléfono vibró en mi bolsillo. Lo saqué y vi un mensaje de Isabel:
No te atrevas a acercarte a ella
Estoy detrás...
Me voltee de inmediato y, efectivamente, allí estaba Isabel, su mirada fija en mí con una intensidad que me recorrió el cuerpo entero. Me detuve un momento, observándola. Su vestido verde oscuro resaltaba su figura, y a pesar de la evidente fatiga en su rostro, había una fuerza en su mirada que no podía ignorar.
Di un paso hacia ella, tratando de man tener mi expresión seria y controlada.
—¿Qué haces aquí? —pregunté, mi voz más dura de lo que pretendía.
Isabel levantó una ceja, sin apartar sus ojos de los míos.
—No iba a dejarte solo con Marahana —respondió, con un tono desafiante.
Suspiré, sintiendo la tensión entre nosotros. Aunque estaba preocupado por su salud, no podía negar que una parte de mí estaba aliviada de verla aquí, a pesar de las circunstancias.
—Isabel, estás enferma. Deberías estar descansando —dije, intentando sonar razonable.
—Estoy bien —insistió ella, aunque su tono dejaba claro que no aceptaría ninguna objeción.
Antes de que pudiera decir algo más, Marahana se acercó, claramente interesada en la interacción.
—Oh, Isabel, no sabía que vendrías —dijo con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos, en un movimiento rápido me tomó el brazo y me abrazó - nosotros nos la estábamos pasando bien .
Isabel la mira brevemente antes de volver su atención hacia mí. Sin previo aviso, de un jalón, me coloca a su lado y dice con firmeza:
—Conoce tus límites.
![](https://img.wattpad.com/cover/361568453-288-k989838.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Tú eres como las nubes
RomanceLa vida de Isabel Rizzo y Matteo Callen da un giro inesperado cuando son forzados a casarse por el bienestar de las empresas de sus padres. Inicialmente enemigos, su relación evoluciona de desafíos y conflictos a una conexión inesperada. A través de...