Tú eres como las nubes

Capítulo 23

MATTEO: 

El mundo se disolvía a mi alrededor en una maraña de imágenes confusas. Estaba en una habitación oscura, apenas iluminada por la luz que se filtraba a través de las persianas. De repente, Marahana apareció frente a mí, con una mirada de desprecio en su rostro. Sin previo aviso, me lanzó un montón de papeles a la cara.

—¡Hay muchas cosas que te escondo, Matteito! —gritó, sus ojos brillando con una mezcla de furia y diversión—. Pero ¿sabes quién te esconde más cosas? ¡Nicolai! —su risa resonó en mis oídos como un eco perturbador. Luego, su rostro se volvió serio, casi angustiado—. Salva a tu princesa, idiota.

El sonido de sus palabras me golpeó como una ola helada, dejándome aturdido. Intenté responder, pero mi voz no salía. Todo a mi alrededor comenzó a girar, y la figura de Marahana se desvaneció en la oscuridad. 

...

Me desperté de golpe, mi corazón latiendo con fuerza en mi pecho. Sentí una capa fina de sudor en mi frente mientras mi respiración se aceleraba. Miré alrededor, tratando de reorientarme. Estaba en mi oficina, la luz de mi escritorio parpadeando suavemente en la penumbra. Los documentos y la computadora eran testigos mudos de las largas horas que había pasado trabajando hasta quedarme dormido.

Me senté en el sillón, tratando de calmarme. El sueño seguía fresco en mi mente, las palabras de Marahana resonando en mis oídos. "Salva a tu princesa, idiota". ¿Qué demonios significaba eso?

Pasé una mano por mi rostro, sintiendo el cansancio y la confusión mezclándose en mi mente.

El recuerdo de Marahana hablando en susurros el día de la fiesta, no se borra de mi cabeza, un recuerdo el cuál no tiene explicación.

Eran las cinco de la tarde, las instalaciones del edificio permanecían llenas por trabajadores corriendo de un lado a otro, escribiendo rápidamente en las computadoras, firmando cosas, etc.

Yo estaba desde las 4 de la mañana aquí , no podía dormir entonces preferí venir a trabajar . Por lógica lo que no pude dormir en la noche , lo dormí aquí . El ambiente en la casa estaba demasiado pesado , después de ese beso no había vuelto a ver a Isabel. Pase la noche en la sala.

Decidí que necesitaba un café, algo que me ayudara a despejar la mente y recuperar algo de energía. Me levanté del sillón y me dirigí a la máquina de café en el pasillo.

Cuando llegué, vi a Isabel frente a la máquina, también esperando su turno. Mi corazón dio un vuelco. No podía evitar recordar el beso, la intensidad de ese momento, y la confusión que le siguió. No lo hice por amor , solo quería callarla y pues funcionó .

― Matteo - ella fue la primera en verme , y obviamente no dejaba de sonreír.

― Isabel - dije en modo de saludo y me puse detrás de ella 

―¿ Cómo estás ? -preguntó , intentando entablar una conversación.

― Bien - de inmediato en silencio y la incomodidad que siempre nos acompaña a ambos hizo acto de presencia .

― Matteo, tenemos que hablar sobre lo que pasó.

Antes de que pudiera continuar, levanté una mano para detenerla.

― No. No hay nada que hablar. Fue un error, Isabel. Estábamos enojados, y eso fue todo.

Isabel frunció el ceño, claramente herida. 

― ¿Un error? Matteo, no puedes simplemente... 

― Sí, puedo —la interrumpí, mi voz firme—. Fue en un momento de enojo. No significa nada. No debe significar nada.