Tú eres como las nubes

Capítulo 6

ISABEL:

Eran las 6 de la mañana, era mejor que me sobrara tiempo a que llegara tarde a la reunión. Limpié y organicé toda la casa, preparé lo que me iba a poner, desayuné y luego me fui a bañar y a cambiarme.

El día de hoy iba a llevar un vestido que reflejara la elegancia de la ocasión. Opté por un vestido largo de seda color champán, delicadamente ceñido a mi figura. El escote sin tirantes mostraba sutilmente mis hombros, mientras que el encaje adornaba la cintura, añadiendo un toque de feminidad. Complementé mi look con unos zapatos de tacón alto a juego y accesorios de plata. Con este atuendo, esperaba irradiar la confianza serena y la belleza atemporal que la ocasión merecía.

Me peiné dejando mi cabello suelto y ligeramente ondulado, con mechones que caían en suaves cascadas hasta mi cintura. Para el maquillaje, elegí una base ligera, un toque de rubor rosado en las mejillas y sombras en tonos neutros para los ojos. Resalté mi mirada con delineador negro y máscara de pestañas, mientras que en los labios opté por un tono nude suave. Con este look buscaba una combinación de naturalidad y elegancia para la cena.

Como esperaba, terminé a las 11:30. Recibí un mensaje de apoyo de Azura: "Todo irá bien, se va a enamorar cuando te vea con ese vestido, estás divina".

Me monté en mi auto y empecé a manejar directo al restaurante donde nos encontraríamos con los Callen. Estaba nerviosa, los iba a ver por primera vez en persona y además de eso, le iba a pedir a su hijo que se casara conmigo.

Había pasado unos 20 minutos manejando hasta que...

¡No puede ser, lo que me faltaba! No, no, no... había un gran trancón. Estoy atrapada entre un mar de autos que apenas se mueven. Miro el reloj una y otra vez, viendo cómo los minutos se deslizan sin piedad. Las señales rojas parecen burlarse de mí, y el sonido de las bocinas solo aumenta mi ansiedad. ¡Tengo que llegar a esa reunión! Mi mente busca desesperadamente una salida, cualquier ruta alternativa que me lleve a tiempo a mi destino.

Intenté llamar a mi padre pero no contestaba.

— ¿Qué voy a hacer? —dije desesperada.

Le mandé varios mensajes.

— Sí, sí, le llegó —me emocioné por unos segundos.

No los vio.