Bridget Jonhson es una chica tímida, soñadora, frágil como el pétalo de una flor, aunque hermosa y única en medio de un jardín, con un gran futuro por delante por ser miembro de la prestigiosa familia Jonhson, pero todo se ve interrumpido cuando es...
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La destrucción de lo que era.
Bridget
Alguna vez han sentido esa sensación de cuando tu mundo se te está acabando.
Porque era así como justo ahora me sentía.
Yo lo había matado, a Nathan.
Mi Nathan.
Los brazos de Morte rodeaban mi cuerpo mientras las lágrimas incesables resbalaban por mis mejillas.
Esto era peor que estar dentro de una pesadilla en medio de la noche.
No lo soportaba, todo esto era demasiado.
Me sentía al borde del colapso.
¿Por qué lo había hecho? ¿qué me pasaba? yo...
Era una puta asesina.
Lo era.
Lo había matado a él.
No podía con esto, sentía que me ahogaba.
—Tranquila... —me susurro Morte al oído.
Es que como podría tranquilizarme, no podía, ahora temía hasta que cuando se enterara de la horroridad que había cometido no me volviera a ver igual.
Jamás me había detestado tanto, jamás me había odiado tanto...
Al final la mancha Jonhson siempre la había tenido bien marcada.
No estábamos muy lejos de ser igual.
Le había huido tanto a todo, pero ahora me daba cuenta que de quien debería hacerlo es de mi misma, de la vergüenza que me daba ser yo, de la vergüenza que me daba aceptar que era igual a los malditos Jonhson.
Me aleje de Morte bruscamente.
No quería que siguiera tocándome, no más...
No cuando ahora sabía que era igual a lo que él odiaba.
—Bridget —intento volver a acercarse a mi desconcertado.
—Aléjate de mí.
—¿Por qué? —su rostro se transformó en una expresión dolida.
Porque soy una maldita asesina, y una Jonhson.
Quise decirle, pero dolía, y me destruía.
—¡Solo aléjate, y vete! —grite con histeria.
Sentía que algo en mi interior quemaba, me sentía tan frustrada, y el temblor en mis manos solo se intensificaba más.
—No puedo, no si estas así.
Negué y decidí alejarme yo, pero él me tomo del brazo negado a dejarme a ir.
Entonces observé su agarre y vi sangre, mis manos estaban manchadas de sangre.