Bridget Jonhson es una chica tímida, soñadora, frágil como el pétalo de una flor, aunque hermosa y única en medio de un jardín, con un gran futuro por delante por ser miembro de la prestigiosa familia Jonhson, pero todo se ve interrumpido cuando es...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Esta fue siempre la verdad de nuestra historia,
la de aquel plan perfecto que vino a destruirnos,
dos víctimas de la maldad,
y una verdad que tú nunca la vas a saber.
A ambos nos atrapo la oscuridad, y nos destruyó,
cumpliendo aquella promesa que un día sentados bajo el poche de aquella cabaña nos juramos.
Bridget
—¿Por qué? —las lágrimas resbalaron por mi mentón.
—Bridget, quería no sé qué te asombra ¿no era ese nuestro plan desde un inicio?
—Lo amo padre, me hiciste matarlo sabiendo que me enamore de él.
—Oh cariño cuanto lo siento, pero nuestros objetivos son primeros, tu estas bajo mi control, no tienes conciencia propia sin que sea interferida por la mía, así que tranquila pequeña me encargare de borrar esos recuerdos de tú mente.
—Como lo hiciste con lo de Nathan verdad.
—Así es, siempre buscando lo mejor para ti pequeña ¿o es que quieres pasar el resto de tu vida sabiendo que eres una asesina?
—No padre.
—Eso es cariño. Ahora me encargo de acerté olvidar y seguirás siendo lo que yo deseé, de acuerdo.
—¿Por qué?
—Porque yo te cree, con mis propósitos, fuiste hecha para servirme, para seguir mis planes, si no, no fueras mi gran creación.
—¿Entonces que soy para ti una simple maquina?
—No, tu eres el espécimen 6.02 mi máxima creación. Y mi hija ante el mundo.
—¿Realmente me vez como tu hija?
—Claro que si pequeña, porque no lo haría, sabes que te quiero verdad.
—Lo sé, yo también te quiero padre.
Y aunque las palabras que salieron de mi boca fueron sinceras en ese instante sentí que las que él había dicho no fueron reales, pero era mi padre y él me había enseñado a no odiarle. Por qué a un padre no se le podía odiar.
Y pese a todo lo amaba, y le debía respeto.
—Ahora vamos a dormir un largo rato.
—No quiero olvidarlo padre.
—No, no hay tiempo para que te pongas sentimental, olvídate de eso, ese monstruo no puede seguir más interfiriendo entre nuestros planes.
Las lágrimas empezaron a rodar por mi mentón, pero le obedecí.
Aunque no podía dejar de sentirme como una hija de puta.
Me acosté en la camilla mientras papá manejaba una pantalla hasta que lentamente algo en mí se comenzó a adormecer.
Y en ese punto de casi inconciencia en mi mente los pensamientos me inundaron.
Era de mi persona y Morte de cómo había pasado todo, de cómo le había amado....
Porque Morte había sido alguien demasiado importante y me dolía saber que lo olvidaría, pero era lo mejor, porque mi vida se convertiría en un infierno sin él. Y me negaba a vivir con el peso de haber matado al único ser que me había enseñado lo que era verdadero amor....
Morte fue una bestia sedienta de venganza, y yo un monstruo encargado de destruirlo.
Pero al menos ambos teníamos un objetivo en común.
Un propósito en nuestras miserables vidas.
Destruirnos.
Él tenía como objetivo cumplir una promesa, cobrar venganza y acabar con lo que quedaba de los Jonhson.
Yo había sido creada para exterminarlo, y proteger a los míos sin tener la posibilidad de fracasar.
Pero él fallo, yo lo había hecho caer.
Pero sin embrago lo que sentía era real.
Y me dolía en el alma saber que él había dejado todo por mí.
Quería ser una mejor persona y empezar a vivir por primera vez, y yo le destruí todo.
Aunque lo quisiera negar el gran error de Morte siempre será haberse enamorado de mí.
Porque, aunque yo fui lo que le traje luz en medio de la oscuridad, ahora le había vuelto a apagar aquella luz dejándolo en la más profunda de las oscuridades. Y ahora lo que más me consolaba era saber que finalmente su cuerpo y alma descansaba en paz fuera de este miserable mundo cruel.
Un corazón oscuro puede florecer,
pero también deteriorarse más que la misma muerte.
Fin
Aaaaaaaah!!! No me la creo llegamos al final, y que final, pero tranquilos que aun falta el epilogó.