CAPITULO 6 Mi pequeño.

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Narrado por Bill.

Caminaba de un lado a otro. Estaba más que nervioso. No veía la hora en la que pudiera tenerlo en mis brazos. Kate no para de tranquilizarme en toda la mañana, pero es imposible. Estoy esperando la puta llamada de Tom diciéndome que viene para aquí para ir al hotel ese.

Anoche nos quedamos hablando hasta tarde, contándome todo lo que había hablado con Kristen. Me dijo que había tenido al niño en sus brazos y, en ese momento le odié, lo odié por envidia, yo quería tenerlo en mis brazos también. Me dijo que era un bebé pequeñito, delgadito, pero largo. Que se parecía un montón a nosotros, que la cámara del ordenador no le hacía justicia.

Parecía tan contento, tan ilusionado hablando, describiendo a mi pequeño con una sonrisa en sus labios y un brillo especial en la mirada. Si Tom estaba así, ¿cómo estaré yo cuando lo vea?

Kristen, no sé cómo le voy a mirar a la cara, no puedo negar que una parte de ese cariño que tenía por ella se ha esfumado. ¡Me ha ocultado a mi propio hijo! No puedo hacer más que odiarla, aunque no completamente, pero sí me apetece gritarle cuatro cosas a la cara.

Sé que voy a ir a verlo, sé que le voy a poder abrazar, pero no sé si podré irme de allí dejándolo de nuevo. Le prometí anoche a Tom que lo haría sin peros, pero sé que será difícil. Tenemos que esperar a que Kristen me lo diga. Legalmente es su madre y yo no soy nada, por ahora. No puedo llevármelo sin más.

Mi pulso se acelera y las manos me sudan nada más que oigo mi móvil sonar. Un mensaje de Tom diciéndome que Kristen ya está con mamá, que viene a por mí.

De nuevo Dereck nos ha sacado del apuro. Ha hablado con su tío a primera hora de la mañana y ha conseguido un par de horas libres para Tom.

– Kate, ya me voy. En un rato vuelvo.

– Ve tranquilo y disfrútalo. Disfrútalo mucho y hazle una foto para verlo. – me abraza y me deja un beso en la mejilla.

– Cualquier cosa que...

– Anda, ve tranquilo. Yo me ocupo. – me vuelve a sonreír y me empuja hacia la calle. Como la quiero.

Espero a Tom que todavía no llega y mis ansias me pueden. Siento mi corazón palpitar con fuerza, una sensación rara en mi estómago y unas ganas locas de moverme, correr, gritar. No sé. Tengo ansiedad.

– ¡Por fin! – entro al coche como loco y le beso los labios. – ¡Ya, acelera!

– Han sido cinco minutos, Bill. – se queja, pero acelera sonriendo. – Recuerdas lo que te dije, ¿no?

– Si. Tranquilidad y no montar escándalos, lo sé, pesado.

– Si lo soy es por ti. Tenemos que entrar lo más calmados posible para que no nos paren y nos manden a la calle.

– Ya, ya. Lo sé. ¿Mamá le dirá algo a Kris? ¿O no le hablará de Alex?

– Claro que hablará con ella. Conoces a mamá. No mantendrá la boca cerrada.

– Bien. Es lo que quería oír.

Quería que mamá le pusiera en su sitio. Que le gritara y que le pidiera explicaciones, igual que había hecho Tom. Y quería que lo hiciera para cuando venga a mí, me venga con verdades, sin vueltas, sin cuentos. Que venga directa a decirme el porqué. Si no lo hacía, hasta yo tengo miedo de como reaccionaré.

Llegamos al hotel, Tom aparcó en la puerta. Le miré mordiéndome el labio y frotando mis manos. ¿Nervioso? ¡No, que va!

– ¿Estas bien?

– Siento que... me falta el aire.

– Relájate. Ven. – me giré un poco en el asiento, mirándole, sabía lo que iba a hacer.

Mentiras en la red 2 - TWC-RDonde viven las historias. Descúbrelo ahora