CAPITULO 8 Aprendiendo a cuidar de un bebé.

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Narrado por Bill.

Me sentía muy mal por lo de Kristen, porque estuviera en el hospital y sin saber qué esperar de su estado. Me sentía como una mierda de pensar tantas cosas de ella... Pero a la vez, no podía dejar de mirar a mi bebé y sonreír. Me sentía feliz de tenerlo conmigo, en nuestra casa. Con Tom.

Estaba nervioso porque no sabía cómo cuidarlo. No sabía si la casa le gustaría. Si se encontraría a gusto con nosotros o echaría de menos a Kristen. No sabía si podría cuidar de él como se debe. Pero soy su padre, tengo que saber.

Estaba detrás de Tom con mi pequeño en mi pecho viendo como preparaba el biberón.

– Tom, mierda.

– ¿Qué pasa?

– El trabajo. ¿Qué voy a hacer estos días?

– Pues... Llévalo contigo. La tienda es tranquila. Te llevas el carrito y lo tienes contigo en la oficina. Y Kate te puede echar una mano. Yo al restaurante, como comprenderás...

– Lo sé. Bueno, allí tengo microondas y eso para poder darle de comer. – me quedé mirándole, dormía todo el rato. Ni siquiera lo oiría en la tienda. – Si, se vendrá conmigo entonces.

– Bueno, esto ya está. – toqué el biberón y quemaba.

– Está demasiado caliente para él. Déjalo que se enfríe. Voy a llamar a Kate para avisarle de que no iré hasta la tarde. Y tú deberías avisar también.

Cogí mi móvil y marqué a Kate. Le dije lo que pasaba y que tenía al niño conmigo. Ella tenía fiesta hoy, pero esta tarde podía ir, así que insistió en que me quedara con el pequeño y pasara el día tranquilo con él.

Cogí el biberón y me senté con Alex todavía en mis brazos en el sofá, esperando que se enfriara un poco para dárselo. Además, estaba tan tierno dormidito, que me daba pena despertarlo.

– Me han dado el día libre. – giré para ver a Tom que se acercaba y se sentó a mi lado.

– A mí también. – le sonreí. – Kate me ha insistido en que no vaya hoy.

– Bien. Entonces, día en familia. – me quedé mirando a Tom. Algo se me movió dentro al escuchar esa frase. Él miraba al pequeño con ternura. Nunca había visto a Tom con un bebé y me encantaba verle así con Alex. – ¿Qué me miras?

– Que... cada día te quiero más. – me acerqué para darle un beso y él acarició mi mejilla.

– Eso suena demasiado bien. – hice una mueca rara, esperaba un "yo también", no que me dijera que sonaba bien. – Te amo. Y a este pequeñito también. – ahora sí.

– ¿Crees que podremos cuidar de él?

– No creo que sea tan difícil, digo... Es darle de comer, dejarle dormir y cambiar pañales. Lo difícil sería si corriera y hablará. Entonces si sería difícil de controlar.

– Que tonto eres. Es precioso ¿Verdad?

– Tanto como tú.

– Y como tú. Se parece mucho a nosotros.

– Eso... suena raro. Aunque es la verdad. ¿Te imaginas que sea como tú? Tardando horas en maquillarse y arreglarse. Con su sombra de ojos, su pelo bien peinado...

– ¡¡Calla!! – reí y le pegué un golpe en el hombro. – Da igual como sea, será el más bonito de todos.

– Eso seguro. Porque ya lo es. – me mordí el labio, ¿cómo no quererle?

– Sabes lo que haría ahora mismo, ¿verdad? – tirarme encima de él y besarle hasta desgastarnos los labios.

– Si.

Mentiras en la red 2 - TWC-RDonde viven las historias. Descúbrelo ahora