CAPITULO 16 ¿El principio del fin?

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Narrado por Bill.

Abrí lentamente los párpados, despertándome en una mañana más que fantástica. La temperatura era perfecta y el sol apenas empezaba a asomar. Giré un poco la cabeza hacia mi izquierda y ahí seguía Tom. Durmiendo sobre mi brazo de costado y su mano izquierda sobre mi abdomen.

Se le veía tranquilo, relajado. Pero estaba durmiendo y sabía perfectamente que en cuanto despertara, volvería a esos pensamientos que le han tenido media noche en vela.

No le dije nada, pero anoche lo noté agitado y despertarse. Vi cómo se sentó y se quedaba pensativo mientras lloraba. Lo vi entrar en casa y, cuando volvió, no pude evitar hacerme más el dormido.

Sé que es por Damián y también sé que no es por el beso, si no por sus palabras. Tom ha intentado hacerse el fuerte a mi lado, haciéndome ver que todo lo que le atormentaba acerca de Alex ya no lo hacía, cuando yo sé que sí.

Por mucho que hayamos pasado estos años tranquilos, sin problemas, sin Mia, sin nadie jodiendo, Tom tiene ese miedo. Y yo también.

Sigo observándole. Desde luego esto es lo mejor que me ha podido dar la vida. A él y a mi pequeño. Por eso en cierta manera estoy agradecido de que Mia, por aquel entonces, nos separara, por Alex. Él es lo único bueno que salió de todo eso. Mi pequeño gran niño.

Pero ahora me preocupa más que nunca Tom. Alex ya se va haciendo mayor, todavía no tiene edad para comprender del todo las cosas, pero no podremos dejar pasar más que un par de años para hablar con él. Prefiero decírselo de pequeño y que, aunque en el momento no lo entienda del todo, crezca con la verdad y que con el tiempo vaya entendiéndolo. Pero Tom, tengo miedo de que esos pensamientos le hagan tomar cualquier decisión y que lo nuestro acabe. Temo que eso ocurra.

Le acarició el pelo, me gusta verle así. Dormido, tranquilo, feliz, perdido en sus sueños.

Se mueve un poco y bosteza abrazándome fuerte.

– Buenos días. – me dice con los ojos cerrados a milímetros de mi cara.

– Buenos días, amor. ¿Has descansado?

– Hujum. Siempre sabes cómo calmarme. – con un mínimo movimiento consigo dejarle un beso sobre sus labios. Y Tom me lo devuelve de igual manera.

– ¿Te sientes mejor? – se mueve en el colchón estirando todo su cuerpo y ahora si abre los ojos por fin.

– Si. – me hace un gesto con la mano y lo entiendo. Me giro un poco sobre mí y me recuesto sobre su pecho. – La hora perfecta para ver amanecer.

Ambos nos quedamos mirando como el sol terminaba de salir. De verdad era una mañana preciosa.

Tom parecía más tranquilo, o al menos eso me pareció. Aunque, no sé por qué me da que intenta disimular que todavía sigue preocupado.

Oigo a Pumba dentro de casa, es tan pequeño que sus ladridos son agudos. Miró a Tom y me sonríe. Es demasiado pronto para que Alex esté despierto, pero sospecho que su nueva mascota le ha despertado. Anoche insistió en que le dejara dormir en su cuarto, así que allí le preparamos la camita para Pumba.

– Ahí viene. – me dijo Tom sonriendo.

Veo como Alex abre la puerta que da a la terraza restregando sus ojos y con Pumba siguiéndole. Ese pijama... Mamá guardaba nuestra ropa de pequeños, la de Tom y la mía, y un día me dio un par de pijamas y a Alex son los que más le gustan, solo duerme son ellos. He intentado comprarle nuevos, pero siempre se queja. Y el que lleva hoy, era de Tom. Un pijama blanco con pequeños ositos.

Viene en silencio, se sube al colchón y se acomoda en el pecho de Tom quedando acurrucado entre los dos.

– ¿Qué pasa, mi vida? – le pregunto acariciando sus pequeñas rastas.

Mentiras en la red 2 - TWC-RDonde viven las historias. Descúbrelo ahora