Narrado por Bill.
– No me mientas. ¡Al menos no me mientas! Prefiero que me digas la verdad a que me mientas. ¡Le besaste una vez! ¡Dejaste que entrara de nuevo a la tienda a pesar de lo que había pasado antes! ¡Y para colmo, entra en mi casa! Y a saber si a dormido en mi cama...
Ni siquiera me di cuenta cuando mi mano se estrelló contra su cara. Me jodió eso. Me jodió que dudara de mí y más que pensara que le estaba mintiendo. Pensaba que me había acostado con Damián. ¿Qué coño le pasaba? ¿Cómo podía pensar eso? Si, pensé en liarme con él, y lo hubiera hecho si ese beso asqueroso me hubiera gustado, pero jamás pensé en... acostarme con él. Eso nunca. Me dolió.
– Pégame. ¡Pégame todo lo que quieras porque lo merezco! ¡¡Vamos!!
Fruncí el ceño, paralizado, di un paso atrás. No reconocía a Tom en ese momento, estaba fuera de sí y gritando como nunca.
– No voy a pegarte.
– ¡¡Hazlo, joder!! Hazlo. Lo merezco por mandar todo a la mierda, por joderte la vida. Por jugar contigo.
– No. Tom... tú, no me has jodido la vida y nunca has jugado conmigo. No digas eso.
– ¿Qué no lo ves? – alzó las manos. – Soy lo peor que ha podido pasarte en la vida. No hago otra cosa que joder todo cada vez más.
– No. – murmuré.
– Si, Bill. Es así.
No sabía que hacer o qué decir. Parecía que estaba convencido de lo que decía, decidido más que nunca en no volver conmigo y yo... tenía miedo de que eso pasara. Si estaba cabreado con él, olvide todo al verlo así. Sabía que estaba sufriendo más que nunca, sabía que me quería y que al igual que yo quería que lo nuestro funcionara. Y yo sabía que tenía culpa de que estuviera así.
Yo fui quién le hizo pensar que no quería saber nada de él con esa llamada y me lo acababa de confirmar. Si Anais me hubiera pasado con él aquel día, si no me hubiera dejado llevar por los celos...
Tuve tanto miedo de que hiciera una locura.
Después de ir al piso por la llamada de Anais, me quedé con ella prácticamente todo el día. Esperando para ver si Tom aparecía, pero como bien dijo Anais, no lo haría. Y no lo hizo. Dereck se quedó con Alex todo el día después de pedírselo, de contarle lo que pasaba. Llamé también a mamá, tenía que saberlo y estaba desesperado porque apareciera. Así que mamá le llamó después de pasar toda la noche en pie los tres. Ni Anais ni yo queríamos hacerlo por miedo a que no apareciera y que con nuestra llamada solo provocáramos que se perdiera más. Y menos mal que acertamos con eso y apareció por la mañana en la casa de nuestra madre, más perdido que otra cosa por lo que nos contó.
Me llamó enseguida, yo me había quedado dormido en el sofá, junto a Anais, en cuanto me dijo que Tom estaba allí, desperté a Anais y los dos fuimos lo más rápido posible. Cuando llegamos lo encontramos tirado en sofá durmiendo. Intentamos despertarlo, pero no había manera. El corazón se me hizo un puño, roto de verle así. Despeinado, con la ropa sucia, oliendo peor que un contenedor de basura. Entre los tres pudimos llevarle al baño. Ni se despertó, ni siquiera se movió, estaba tan profundamente dormido que tenía miedo de que no despertara o... no sé...
Me dejaron con él en el baño, metido en la bañera, todavía durmiendo, tan tranquilo que daba miedo. Abrí el agua caliente y le bañé como pude, lavándole el cuerpo y el pelo, entre lágrimas, culpándome por todo. Cuando lo cogí por debajo de los brazos para poder lavarle el pelo, su cabeza quedó en mi hombro, no aguanté y le abracé. Necesitaba sentirle, necesitaba notarle para creer que estaba ahí. Juro que pasé más miedo que en mi vida. Pensé que nunca lo volvería a ver, que le podría haber pasado algo al no aparecer en todo el día, pensando que podría largarse o no cualquier cosa. Miedo de todo. Joder, era mi vida, era mi amor era... era todo. Tom es todo para mí. Yo me fui para casa con Alex, pero le pedí a Anais que en cuando despertara me llamara.