Mentiras en la red 2 - TWC-R

CAPITULO 22 Nuevos caminos.

Narrado por Bill.

– En serio. Ve a casa y descansa. Y cúrate eso, lo mejor es que te pongas un poco de hielo, veras como baja. Yo me encargo de la tienda.

– Gracias, Damián. Llámame si pasa algo.

Me despedí de él y sin dudarlo me fui a casa.

Llevaba toda la mañana hecho mierda. Sin ganas de nada y con un nudo en la garganta y en el estómago que apenas podía respirar bien. No sé qué estaba sintiendo dentro de mí, pero nada bueno. Lo peor, que sabía que no era mi sentimiento.

Me pasé, me pasé mucho diciéndole a Tom que se terminó del todo, de hablarnos, de vernos... pero, ¿qué más podía hacer? Mi madre tenía razón, o era juntos o separados. Y Tom dijo que él quería seguir con esto, así que... La decisión estaba clara. Separados.

Y eso me estaba matando.

Igual que me mató cuando se levantó de la cama en el piso de Dereck, dejándome allí solo.

Esto no podía ir peor.

Llegué a casa y me dejé caer en el sofá e hice lo que tenía ganas de hacer toda la mañana. Llorar. Llorar sin preocupación de que me vieran, de que me escucharan, de que vinieran corriendo a mí a consolarme. Lloré sacando toda la mierda que sentía dentro. Me sentía mal. Solo. Sin nadie en la vida y ahora mismo sin una motivación, sin... Alex, es él mi motivación y mi fuerza. No puedo olvidarme de mi hijo, él me necesita más que nadie. Por él tengo que luchar y ser fuerte, no dejar que esto me hunda. Tom es mi hermano, al fin y al cabo. Por mucho que queramos siempre nos veremos o... No sé. Eso es lo que me gustaría. No, lo que me gustaría es que viniera y que me dijera que el resto del mundo le importa una mierda. Que no le importa nada más que yo y Alex y que se quedará a nuestro lado por siempre.

Pero eso.... eso no va a pasar.

Quería estar solo o eso pensaba. Necesita a mamá a mi lado diciéndome que toda ira bien y que podré con esto.

Narrado por Tom.

– ¿Y dónde vas a ir? Tom, por dios. Las cosas no se hacen así, sin pensar.

– No lo sé. No lo sé. Déjame. – seguía metiendo lo poco que había sacado de mi maleta de vuelta. Me iba, me iba de casa de mi madre y de la vida de Bill. ¿Dónde? No lo sé, ni tampoco importa. Solo quería irme.

– ¡Hijo, por favor! Piensa las cosas. Quédate unos días y...

– ¿No lo entiendes? – me di la vuelta encarándola. – ¡Me voy, joder! Ya lo he decidido y pensado. No hay más vueltas que darle. Estoy jodiendo a Bill, haga lo que haga, siempre termino cagándola. Tengo que irme. Lo necesito. – mamá se acercó a mí, me limpió mis lágrimas y me abrazó. Cerré los ojos, no quería un abrazo, no quería que me hiciera esto porque me iba a derrumbar. Pero no pude. La abracé y dejé que todo saliera.

– No estas bien, Tom. – dijo en voz baja acariciando mi espalda.

– Bill tampoco lo está. Y si sigo aquí solo nos hacemos más daño.

– No podéis estar separados. Sois hermanos, ante todo.

– No. – la separé despacio y con cariño de mí, dejando un beso en su mejilla. – Se que... no es algo para decirte a ti, pero... – sonreí de medio lado. – Bill dejó de ser mi hermano hace mucho.

– Hijo...

– Sera lo mejor, mamá. Por favor, no me pidas más que me quede y piense las cosas. Esto es lo mejor que puedo hacer por todos.