CAPITULO 7 El pasado vuelve.

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Narrado por Tom.

Por fin estaba más calmado y parecía contento. Por fin.

Después de salir del hotel, fuimos a comer juntos. Hablamos del pequeño y me dijo cómo se sentía y poco a poco se dibujaba una sonrisa en su cara. No podía sentirme mejor por él.

Muchas veces echo la vista atrás. Recuerdo conversaciones y momentos que hemos pasado. Y la verdad, se me hace difícil todavía creer en esto que tenemos. Sé que es real. Pero quién me diría a mí, que Bill y yo, terminaríamos en una relación como esta.

Creo que nuestra relación es más fuerte que cualquier otra, porque nos une todo, queramos o no. Y ahora, eso es lo difícil. Quiero a ese niño, lo quiero con nosotros, quiero la felicidad de Bill. Pero, ¿cómo explicarle a un hijo nuestra relación?

Llevo toda la tarde pensando en lo mismo. Y estoy contento y asustado a partes iguales. Y aunque intento no pensar en eso, no puedo evitarlo.

Salgo del baño después de cepillar mis dientes. Bill ya está en la cama. Son las doce de la noche y Kristen no ha dado señales.

– ¿Qué haremos ahora? – entro en la cama mientras Bill se acomoda en mi pecho.

– Mañana hablaremos con mamá para ver que ha hablado con ella y depende de lo que nos diga, hablaremos con un abogado, si quieres.

– No quiero líos, Tom. Y no quiero acabar mal con Kristen, pero...

– Pero quieres al niño. Y Kristen... no sé qué pensar. Si ha sido capaz de ocultar todo desde el principio... No sé qué pensar de ella, sinceramente.

– Lo sé. – miro su mano y está dibujando círculos en mi pecho. – No quiero pensar en nada malo. Porque... todo saldrá bien, ¿verdad? – alza la vista y me mira con los ojos rojos.

– Todo saldrá bien. – le abrazo fuerte contra mi cuerpo y le dejo un beso en la cabeza.

Me quedo mirándole, sé que va a decirme algo cuando se acomoda sobre sus codos y me mira a los ojos mordiendo su labio de esa manera.

– Tom, yo... no me arrepiento de nada. Quiero que lo sepas y lo tengas claro.

– ¿A qué te refieres?

– A lo nuestro. Sé que ahora, con un hijo, será complicado. Pero quiero que sepas que no me arrepiento y que los dos sabremos llevarlo.

– No te preocupes por eso ahora.

– Si que lo hago, porque en cierto modo tengo miedo. Será difícil explicarle cuando sea mayor. Pero te necesito conmigo, por favor.

– Y lo estaré. – le besé y le abracé.

Sé que no soy sincero cien por cien con Bill, pero no puedo. No puedo simplemente decirle que tengo miedo, que dudo. No se lo merece. Tengo que estar a su lado y darle esa confianza que sé que necesita. Tal vez, después, esos miedos se vayan y todo salga bien.

– Te quiero.

– Y yo también. Te quiero más que a mi vida.

– ¿Recuerdas cuando... dudaba de todo? Cuando tenía miedo de lo nuestro. – asentí acariciando su espalda. – Me dijiste que nadie, ni nada importaba, que lo que importaba éramos nosotros y que siempre estaríamos juntos. – sabía dónde quería llegar y qué era lo que quería decirme. – No dejemos que el miedo ahora nos separe cuando no lo ha hecho antes.

Tenía razón. No tiene sentido que pasando por lo que ya hemos pasado, ahora tuviéramos miedo, y mucho menos dejar ganar a ese miedo. Casi llevamos dos años juntos. Tuvimos las narices de decírselo a mamá y a la gente más cercana a nosotros, a nuestros amigos. Un bebé, un bebé no puede separarnos. Ese bebé nos tiene que unir más. Eso es lo único que tiene que pasar.

Mentiras en la red 2 - TWC-RDonde viven las historias. Descúbrelo ahora