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Por fin. Creo que este es de los capítulos más largos que escribí hasta ahora... aunque puede ser solo mi percepción...Aun así. Me alegra poder traérselos al fin. Espero que les guste. Me tome mi tiempo para encontrar la manera de describir los actos presentados. Pero bueno. Espero que quedara bien u.uU aun así...No sé qué más decir. Estoy un poco en blanco.Disfruten el capítulo...


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Capitulo XXX

A partir de las siete de la noche los invitados comenzaron a llegar, ya sea a pie o en costosos Kago. Uno por uno. Vestidos con sus ropas más caras escogidas especialmente para este día. Mostrando la ostentosidad con la que aseguraban vivir. Comerciantes, samurái, Daimyo, artistas, actores, músicos e incluso algunos monjes de rango alto. Se habían congregado esa noche. Aunque de diferentes castas, las fricciones que podían tener entre ellos, eran olvidadas dentro del Raikorisu no hata por la pación en común que era compartida por estos hombres hacia los jovencitos.

Hoy observarían entusiasmados, taimados y fascinados. Los nuevos manjares que la casa tenia, para ofrecerles y que algún afortunado tendría el privilegio de probar primero. Estos hombres esperaban un aire inocente alrededor de los Autobureiku. A los cuales veían como personas juguetonas que vivían aun protegidos como los niños que eran y que sin embargo en el aire a sus alrededor se podía oler aquel aroma de incienso y primavera tan particular de los barrios rojos.

La dueña y Okaa-san de la casa se encargaría de recibir a todos los invitados en la puerta. Con un firmal saludo y una correcta reverencia. Sin importar de quien se retrase.

― ¡Bienvenido sea, Inamori-Sama! ¡Bienvenido sea, Mansaku-hoshie! Adelante disfruten la velada. Una de nuestras sirvientas los guiara adentro. Disfruten de la compañía de esta noche.

El evento era completamente de carácter privado con previa invitación y confirmación. Esa noche, tendrían el placer de conocer a los niños nuevos más detalladamente, hablar con ellos y entreteniéndose con sus talento. Esta exclusividad había tenido un costo nada despreciable de cincuenta monedas de oro por cabeza. Un total de ciento cincuenta hombres atestiguarían esta noche.

En cuanto los invitados cruzaban el umbral de la casa. Una de las ancianas sirvientas los reverenciaría de nueva cuenta, acompañándolos dentro de una de las halas principales de la casa. En eventos especiales como este, las puertas de la planta baja serian abiertas por completo. Permitiendo absoluta accesibilidad a cualquiera hala y la vista completa del patio trasero donde estaba situado el escenario. Este último había sido un escenario elevado de madera de diez metro de largo, con una peculiar escenografía de fondo con un sauce congelado en un rio nevado.

Por todo el patio se habían colgado lámparas rojas de papel encendidas. Los árboles, balcones y marquesinas de la casa estaban decoradas con ellas. Asegurando una buena iluminación del lugar.

― ¡Nishikage-san Bienvenido sea! Fue una grata sorpresa su confirmación a nuestro evento especial.

Kiyoha reverencia al recién llegado sonriendo pretenciosa. Sabía que algún día ese sujeto sedería a los encantos de su casa.

Tetsunosuke Nishikage. Es un hombre de cuarenta y cinco años. De cuerpo macizo, silueta regordeta y unos rasgos masculinos muy marcados. Lo que lo había hecho dedicarse al mundo del kabuki desde joven especializándose en los papeles Arogoto. Papeles de héroes salvajes pero heroicos. Consiguiendo reconocimiento rápidamente, fama y dinero. Por lo cual no fue extraño cuando heredo la casa de kabuki que lo vio surgir. Sin embargo, la particularidad más grande de este hombre es la relación que tenía con Nadeshiko o mejor dicho, la relación que tuvo con Tsutsuji. Ya que el teatro kabuki que le pertenecía a Nishikage había sido el mismo donde el padre de Tsutsuji había vivido y bailado.

Raikoritsu no hata (El campo de las lycoris)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora