003: Casa

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003: Casa

Sung Hanbin llegó en su auto a lo que vendría a ser la casa en donde viviría ahora.

Los camiones de mudanza venían por detrás, de modo que Bin al bajar de su automóvil los de la mudanza también lo hicieron. Todos ellos llevando sus pertenencias a su habitación.

— No puedo creer que viviré aquí. — Suspiró viendo los alrededores. El lugar era muy tranquilo, la casa también estaba en un buen terreno ya que frente a este parecía haber un lago enorme, que recién ahora, se enteraba de su existencia. — Le enviaré una foto a Jiwoong.

Estaba rodeado de árboles verdes que separaban una casa tras otra, entonces sabía que por más ruido que hagan en la casa, no iban a ser escuchados.

— Es una de las casas que compró la familia Zhang. — Habló su chófer. Federik.

El pelinegro asintió como respuesta, notando que mal gusto no tenía la familia pues la casa a pesar de ser solo de dos pisos, relucia hermosamente bien.

— El color blanco y celeste por fuera es elegante.. — Hanbin ingresó a la casa, con la llave que ya le habían entregado. — Pero el blanco por dentro es aún más elegante y acogedor. — Sonrió ante la vista.

De solo ver algo así, anhelaba poder vivir en ese lugar con Jaehyun y no con su ahora esposo Hao.

Aunque suene egoísta, Sung no lo veía como la persona importante que debía ser el castaño omega para él.

— El joven Hao lo eligió personalmente antes de la boda. — Un sirviente dentro de la casa, dijo haciendo una pequeña inclinación. — Mucho gusto, soy Albert, estaré al servicio de ustedes solo los sábados. — Saludó cortésmente, siendo recibido por Sung que visualizó que Albert era un omega de una edad mediana.

Por su aspecto podría decir que era extranjero.

— ¿Ya está aquí el joven Zhang Hao? — Preguntó el chófer y Albert negó como respuesta.

— Después de amanecer en el local, está mañana, dijo que iría hacer unas compras y vendría por la noche.

— Eso explica por que no nos recibió afuera. — Habló Hanbin, entendiendo que Hao no estaba en casa por el momento.

— Lo siento mucho. — Se retiró Albert dejando al dúo que acababa de llegar.

No paso mucho tiempo para que todas sus cosas fueran llevadas a su habitación que se encontraba en el segundo piso. Fue entonces cuando ya todo el mundo se fue y se sintió agotado.

Bufó ante la poca gente que se iba, ahora se quedaba solo y seguramente Hao no tardaba en llegar. No sabía cómo era, cuál era su personalidad, de hecho ni siquiera había visto muy bien su cara en la boda.

No sabía exactamente cuál era el tono de su voz, su contextura, su aroma..

« Si el tampoco quiso el matrimonio, podremos llevarnos muy bien.. »

Fue hacia la cocina a ver si había algunos ingredientes para cocinar, pues tenía hambre y suponía que debía hacer algo por su propia cuenta ya que sirvientes no había para que le cocinen.

Saco los pocos vegetales que encontró y en cuanto busco tutoriales de comidas rápidas, empezó a cocinar un rico menú.

Pasaron algunas horas, horas que para Hanbin eran preocupantes pues su esposo no venía a casa.

Ya era las nueve de la noche. ¿Eso es normal?

« ¿Y si le pasó algo? »

Era irónico. Porque aunque quería saber dónde estaba su esposo, no tenía su número.

Sus dudas y preocupaciones se esfumaron en cuanto la puerta fue abierta.  Un castaño ingresaba un poco empapado por la lluvia que caía afuera.

Hanbin salió a verlo, lo analizó con cautela y curiosidad, al igual que Hao. Ambos se miraban con curiosidad.

¿Pues cómo no?

Apenas y se conocen.

Son dos desconocidos que se acaban de casar.

Sung quiso oler el aroma del omega pero no fue hallado. No sabía la razón, quizá porque este mismo los había escondido apropósito o.. espera.. ¿Por qué escondería su aroma? Si son esposos, debería restregarle su aroma en la cara.

Hao en cambio solo lo observó unos cuantos segundos para después inclinarse saludando al mayor.  Hanbin correspondió y pensó que este le iba a hablar, más no fue así.

El pequeño castaño dejo la bolsa de compras encima de una mesa y subió a su habitación sin circular ninguna palabra.

Sin embargo, ante la total muestra de que había sido ignorado, Hanbin no dudó en ir a la habitación de arriba dónde compartían cuarto.

Ingresó después de pensarlo un poco y lo que vio por consiguiente fue a un semidesnudo castaño que lo miraba con sorpresa.

— ¡¿Qué crees que estás haciendo?! ¡¿No sabes tocar?! — Exclamó este mientras se tapaba con una de las toallas cerca.

El pelinegro se puso rojo de la vergüenza y se volteó de inmediato. Eran esposos pero esto era vergonzoso.

— So..solo quería preguntarte si tenías hambre. — Soltó suave, al mismo tiempo un tanto nervioso. — He cocinado un poco, si tienes hambre puedo servirte un plato.

Y quizá esto hubiera sonado lindo y conmovedor para aquel omega que yacia semidesnudo, sin embargo dada la situación, sus pensamientos ya no eran como al inicio de esta boda.

— Lo último que quiero es comer algo tuyo sin darme cuenta. — Respondió con furia mientras se dirigía al baño, tomando por sorpresa al pelinegro que no sabía el por qué aquel tono de molestia. —  El que traiciona una vez puede hacerlo dos veces, y yo no soy tan tonto para caer dos veces.

Y en cuánto se escuchó como la puerta del baño era cerrada, Hanbin volteó dándose cuenta que había sido rechazado, sin saber el por qué, pues si se trataba por el matrimonio arreglado podía entender.

Pero.. "El que traiciona una vez puede hacerlo dos veces".

¿A qué traición se había referido?

Era ya muy tarde para seguir molestándolo, por lo que salió de la habitación y decidió dormir en el cuarto de invitados.

Ya encontraría un buen momento para preguntárselo después.































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Matrimonio Arreglado - HaobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora