Matrimonio Arreglado - Haobin

024: Luna llena

024: Luna llena

Hanbin ingresó a su casa un poco agotado pues la universidad había sido muy cansada. Todos continuaban hablando y murmurando sobre ellos.

Incluso en la prácticas de deporte no podía concentrarse muy bien al tener a su público murmurando entre ellos.

Fue difícil, pero poco a poco iban a ir aceptando que el ya estaba casado.

Está vez su esposo al no tener clases se quedó en la casa, así que esperaba verlo tan pronto abrió la puerta. Sin embargo, Hao no estaba.

No estaba en la sala cantando, ni en la cocina comiendo algo, tampoco en los cuartos de arriba, ni en los baños.

¿Donde estaba?

Fue directamente a la azotea a buscar si quizá el se encontraba por ahí, no obstante, observó solo los paquetes que su padre Baek y Chan habían dado como obsequios: Aquel regalo para su luna de miel y ropas de bebés.

Ya había olvidado lo que sucedió el primer día que llegaron a Hawaii, y de solo recordar lo sonrojados que se volvieron ese día al ver aquellas notas y aquellos regalos, nuevamente se sonrojaba.

Sung salió de la azotea con un poco de preocupación, Hao no le había dicho que iba a salir a algún lado.

Suspiró y saco su celular para timbrar a su esposo.

Extrañaba abrazarlo un poco, había sido un dia agotador desde la mañana.

— ¿Hola? — Un confundido castaño se oyó en la línea. — ¿Con quién habló?

— Hao. — Hanbin soltó aliviado. — Llegué a la casa, ¿Dónde estás?

— ¡Oh, Binie! — Exclamó Zhang. — Lamento no poder reconocerte, no puedo ver el contacto ahora mismo, estoy muy ocupado. ¡Ven al lago! — Y colgó.

Hanbin se quedó tieso viendo cómo Hao le había colgado sin esperar por su respuesta.

Aún agotado, recordó. «Es verdad, hay un lago cerca de aquí.» Con la poca resistencia que le quedaba decidió salir a ver sobre lo que parecía ser dónde se encontraba Hao ahora mismo.

En cuanto caminó par de metros, llegó a la entrada del lago que era sumamente desolado, se decía que antiguamente el consorte real del rey murió trágicamente en este lugar.

No recordaba mucho sobre la historia de la nación, pero sabía que fue un rey temerario que muy catalogado lo tenían en Corea, ah, y no era por presumir pero ese rey se apellidaba "Sung".

Exacto, fue su antepasado.

Ingresó con un poco de frío al verdoso lugar, en el cielo alumbraba las estrellas, y que coincidencia, también había una luna llena que se retrataba en el gran lago.

Hanbin volteó a todos lados buscando la presencia de Hao, pero este mismo, no estaba por ningún lado.

¿Le habrá mentido?

Suspiró.

Y sacó su celular para timbrar al castaño que su paradero aún era un misterio.

Hasta que derrepente, unas manos cubrieron sus ojos no permitiéndole observar la pantalla de su celular.

— Binie. — Hao susurró en su oreja.

Sintió un escalofrío.

No sabía en qué momento es que Hao había aparecido, no había escuchado sus pasos, ni sintió su aroma. Solo apareció de la nada.