Una Loba en el Gremio Comercial, Parte 3

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La habitación contigua era muy diferente a lo que eran la recepción y la sala antes de las escaleras. Esta tenía un aire mucho más acogedor y calmado que las anteriores salas. Lo que más llamó mi atención fue la persona que estaba sentada en uno de los sillones. Un lupino, también de pelaje negro, con lentes y con la pata toda vendada con vendas beige, escribiendo en un libro contable.

— ¡Lucius! ¿Qué te pasó en la pata? — Le grité en tono amistoso mientras me acercaba

— ¡Ah, Bullet! Pasa, pasa, siéntate ahí por favor, lo mismo puedo decir de tu cara ¿Qué es esa cicatriz? — Me ofreció asiento con un tono amable — ¡Jimm tráenos unas bebidas!

Mientras me iba acercando, observe la lujosa habitación.

Esta tenía unas lujosas cortinas rojas que cubrían casi todas las ventanas del sol de la mañana, además estaba amueblada casi toda en su mayoría con finos muebles de madera de ébano negra, eran sumamente caros, demasiado para ser una simple sala para recibir gente, además, estaba la gran araña de cristal en el centro de la habitación, misma que reflejaba la luz del fuego de la chimenea que estaba atrás de Lucius y, que hablar de la alfombra con gravados exóticos que estaba en el piso.

Una habitación digna de un rey.

— Bullet siéntate, no te dejes intimidar por el lujo — Dijo al verme abrumado por la habitación.

— Bien, si tú dices... — Me acerqué y senté en un sillón frente a Lucius.

Mientras tanto Jimm estaba buscando algo en un armario cercano.

— Así que dime Lucius, ¿Cómo terminaron en este lugar? Los dejo en la estación un día y luego me tienes sentado en un sillón de piel frente a una chimenea. Eso no es normal — Intente relajar mi cara un poco, luciendo más confiado.

— Y que lo digas Bullet ¡Ni yo me lo creo ahora mismo! Luego de que nos dejaste en la estación estuvimos buscando trabajo y bueno... Como podrás ver, sí que lo encontramos — Mencionó en tono sarcástico — Trabajo y rodeados de todos estos lujos, aunque como podrás adivinar esto no es nuestro.

No hacía falta que aclarara lo último, me quedo claro desde que entré.

— Lucius, vayamos al punto ¿Qué necesitas de mí que tienes que enviar un mensaje por radio? Sabes que ese no es el procedimiento "normal" — No quería dar vueltas hoy.

— Porque es algo no oficial, "no normal". Y como sé que quieres ir al punto no habrá rodeos — Tomó un poco de aire y prosiguió — La mismísima jefa del Gremio de Comercio se fijó en ti, quiere que hagas un par de envíos, nada muy complicado — Agregó mientras que, con pulso calmado comenzó a escribir en un libro contable.

No sabría si sentirme alagado por ello. Que te digan que tu jefe y no cualquier jefe, sino el jefazo de todos, se fija en ti, no sé si es muy alentador. Pero me resulta raro que me ofrezca trabajo. No estoy acostumbrado a ese procedimiento. Acostumbro a ir al gremio o la estación y tomar los contratos que me ofrezcan las recepcionistas. Nunca esperaría que me contactara la jefa del Gremio de Comercio.

— Y porqué la jefa me está ofreciendo cosas "no estándar". Y mismamente ¿Por qué ella quiere que lo haga yo? — Le cuestioné mientras escudriñaba ambos ojos en señal de preocupación.

— Nos enteramos de esa "disputa" que tuviste en la estación de paso — Él me miró por encima de sus lentes mientras no dejaba de escribir el libro — Gracias a eso la jefa misma iba a suspenderte del servicio por un tiempo. Incluso llegó a revisar tu historial para ver si era o no coherente suspenderte — De repente cerró con fuerza su libro y me miró directamente — Y ahí fue que vio algo ¿Qué? No sé, pero casi al instante me pidió que te citara aquí.

La Loba y El MaquinistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora