La Venida de la Bestia

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Ymir, antigua ciudad y puerto de las Regiones del Norte, pertenecientes ahora ambos al Imperio de Dragnassil luego de una muy sangrienta batalla durante la Guerra Continental. Batalla que duró casi un año bajo los intensos bombardeos costeros de la Gran Flota Imperial y la férrea defensa por tierra de parte del ERENOR.

El Imperio de Dragnassil atacó en una operación conjunta por mar y tierra el puerto y la ciudad de Ymir. Pero, aun así, ni con el apoyo total de su flota lograron penetrar las férreas defensas puestas por el ERENOR a lo largo de toda la costa, pero hubo un factor que los respaldó por, sobre todo.

El puerto y la ciudad de Ymir se encuentras situadas en una planicie costera en medio de una gran cadena montañosa que rodea por completo la ciudad y gran parte del territorio sur de la Federación, aislando de cualquier amenaza exterior a Ymir y al "Norte". Salvo que sean por vía marítima o por los túneles ferroviarios que atraviesan dichas montañas, no habría conexión entre el Imperio de Dragnassil y la Federación.

Ymir es punto de control vital para el comercio y la política entre ambas naciones. Y allí nos estamos dirigiendo...

Desde la ventanilla solo se podíamos apreciar las vastas laderas rocosas y las escasas arboledas nevadas que había sobre las vías. Debido a las montañas y a los constantes túneles que cruzábamos, apenas lográbamos ver con claridad el sol. Salvo los escasos minutos donde salíamos a las pequeñas planicies entre montañas o cuando este se ponía sobre nosotros, pasábamos entre las sombras de las montañas o dentro de los túneles.

Cada vez que nos metíamos en uno, el constante sonido de las ruedas y las bielas girando de Edelweiss se amplificaban decenas de veces más. Como era de esperar, a Tália esto no le vino bien, constantemente se sentía aturdida por el retumbar de los túneles y pocas veces lograba comunicarme con ella a menos que ambos estuviéramos en el vagón dormitorio y ni con eso podíamos hablar bien, debido a eso no había encontrado el momento para cumplir una de mis promesas, contarle a fondo mi historia...

Habían pasado cuatro días desde que dejamos atrás Steinheim y dos desde que Tália me pidió que le contara todo luego de haberme visto en "ese estado". Pero no había podido, debido a eso le había pedido que se quedara en el vagón dormitorio mientras yo estaba en la cabina controlando a Edelweiss.

Siempre que volvía al vagón, ella estaba tirada en la cama con su libro de Crónicas y las hojas para anotar palabras o estaba comiendo algo. A pesar del ruido parecía estar feliz, incluso se ofreció a hacerle mantenimiento al rifle y a mi pistola en sus ratos libres, con tal de verla feliz acepté, aun a sabiendas que esos Gran Colmillos estaban al acecho, acepté.

De igual forma utilicé el tiempo que tenía solo, para centrarme para poder contarle mi historia a ella. Y ya viene siendo la hora de hacerlo, utilizaría la siguiente parada en una estación de paso para contarle todo, se lo debo por la situación en la que la metí, aunque sea reacio a hacerlo con cualquiera, ella se lo merece...

Para cuando cayó la noche y el cielo se puso negro, la estación ya estaba a la vista. Sus grandes focos amarillos nos alumbraron desde cuando nos acercamos, hasta cuando los grandes portones de metal se abrieron. Parecía que nos estaban esperando ya que nos abrieron los portones sin siquiera preguntar por radio. Dentro, nos estaba esperando un escuadrón del ERENOR listo para desenganchar el vagón con las crías de Gran Colmillo y llevarlo a otro sector de la estación, "motivos de seguridad" alegaron cuando pregunté.

Igual me quedé más tranquilo cuando vi el vagón alejarse enganchado a otra locomotora. Una vez se lo llevaron y llené el papeleo para el reabastecimiento de Edelweiss me fui al vagón dormitorio. Cuando entré vi a Tália un poco más aliviada por la carencia de ruidos fuertes, sentada sobre una almohada frente a la estufa. Ella sostenía el rifle a medio armar con una mano mientras que con la otra intentaba a fuerza volver a colocarle el cerrojo.

La Loba y El MaquinistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora