La Venida de la Bestia, Parte 3

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Cuando volví mi mirada al lugar exacto donde me pareció ver a la persona, no vi nada. La cabina seguía oscura, apenas algún haz de luz se reflejaba en el vidrio de la ventanilla y ni con eso vi nada dentro.

En un principio pensé que podría ser Tália, es la única que se encuentra en el tren conmigo, si alguien hubiera subido lo hubiera visto hacerlo, y no fue el caso, nadie subió. Quien quiera que haya sido debía estar ya en el tren.

No quería ponerme muy nervioso, pero por las dudas busqué como es costumbre mi pistola. Revisé con cuidado mi cadera y bajo mis axilas, pero nada, no tenía mi pistola en ninguna de las pistoleras. Estaba indefenso ante cualquier extraño que se haya metido en la cabina... 

Tengo que confesar que eso si me hizo ponerme nervioso, pero tenía que actuar de igual modo... Respiré hondo varias veces y luego me acerqué a la carbonera para subir por una de las barandillas de los extremos. Despacio y con disimulo subí hasta la carbonera y caminé hasta la cabina, donde abrí ligeramente la puerta de la cabina y eché un vistazo dentro.

Para mi sorpresa la cabina estaba vacía, no había nadie, además de eso las ventanillas estaban cerradas, así que tampoco escapó llegados al caso. Con un poco más de valor terminé de abrir la puerta y entré para encontrar el mismo resultado, nadie, no había nadie. Preocupado miré en todas las direcciones, buscando cualquier lugar para que alguien se escondiera, salvo por alguna caja pequeña o la caldera, no había sitió alguno para esconderse.

— ¿Habrán sido imaginaciones mías por la oscuridad...? Tal vez debería volver a la cama a dormir... — Pensé en voz alta, rascándome la nuca antes de darme la vuelta hacia la puerta.

Antes de salir, eché un último vistazo a mi alrededor, pero no vi nada. Resignado que no era nada salvo alguna ilusión mía, me di la vuelta para irme. Pero justo en el último instante antes de abrir la puerta, sentí un pequeño ruido de interferencia, como si algo no estuviera sintonizado bien. Cuando me di la vuelta me percaté que la radio seguía prendida. Tenía varías luces prendidas y las barras que indicaban la frecuencia estaban movidas. Frente a ella, una foto junto a un gran papel escrito.

Con algo de escepticismo me acerqué y levanté ambas cosas.

La primera me llamó muchísimo la atención, incluso me inquietó. La foto era muy vieja, de hace varios años, estaba muy malograda por el paso del tiempo, pero me resultaba extremadamente familiar, la había visto antes, varías veces incluso.

Rascándome con fuerza la cabeza, miré cada detalle de la foto hasta que me di cuenta, esta era una vieja foto que nos habíamos hecho mi abuelo y yo hace unos años, pero estaba tan vieja y desgastada que no me di cuenta, no fue hasta que vi que un fragmento que mostraba el número 602, que me acordé.

¿Pero qué hacía esto acá? Muchas de esas imágenes las perdí con el tiempo o se deterioraron hasta no ser visibles, pero ¿Qué hace esta frente a la radio?

La hoja por otro lado era un mensaje escrito, recibido por el transmisor de ordenes escritas. No tenían relevancia entre ellas, la imagen era demasiado antigua y la hoja estaba como nueva, como si hubiera sido escrita hace muy poco.

El remitente del mensaje era el ERENOR.

"Mensaje urgente.

Buenas noches Bullet.

Debido a las fuertes tormentas que están azotando gran parte de las Regiones del Norte, nuestro método de comunicación con ustedes será mediante los mensajes escritos del transmisor hasta nuevo aviso.

Paso a darte el informe de situación:

Luego de nuestra última comunicación por radio hace dos días, se nos comunicó por parte del departamento meteorológico que, a partir de ese momento y hasta nuevo aviso, una serie de tormentas de nieve iban a azotar el Norte. Es tal la magnitud de estas tormentas que las comunicaciones por radio están parcialmente caídas, de ahí el nuevo método de comunicación.

La Loba y El MaquinistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora