Palabras del Autor

40 8 11
                                    


Buenos días, tarde, noches para todo aquel que esté leyendo esto.

Quería escribir este apartado nada más para despedirme de esta novela. Aunque sé que pudo haber sido pesada y algo técnica en algunos aspectos, mi objetivo nunca fue ese. Solamente quería expresar lo que sentía y plasmar mis ideas.

Llevo desde el años pasado escribiendo esta novela, mejorándola y buscándole un significado, y aun no termino de encontrarlo.

Bullet es de alguna forma la representación de mi culpa, la culpa que siento por no haber estado con ¿Saben quien? Mi abuelo, ese al que describo como encanado y gruñón, aquel que me enseñó sobre los trenes y me permitió salir de muchas situaciones feas que viví. Aquel al que de alguna forma, le debo la vida y por quien a veces rezo para mi mismo, aunque no crea en nada. Pidiendo que esté donde esté, se encuentre bien.

Al poco de nacer, el contrajo cáncer en los intestinos y para cuando se lo encontraron fue demasiado tarde. Tenía metástasis, el cáncer le había consumido el cuerpo. Por cinco años luchó de alguna forma contra aquel infernal dolor... ¿Pero saben qué? Nunca se quejó cuando yo iba a su casa, siquiera cuando jugaba conmigo o salíamos a caminar, recorriendo las viejas vías del tren, viendo a las inmensas locomotoras pasar y saludándolas...

El una vez me dijo que conocía a un maquinista, Joaquín era su nombre. Siempre que un tren pasaba cerca nuestro, yo ingenuo lo saludaba, pensando que todos eran Joaquín y mi abuelo siempre me palmeaba la cabeza con una jovial sonrisa... El sufría a cada momento y aun así estaba conmigo, caminando a mi lado, feliz de ver a su pequeño nieto crecer, sabiendo que no me podría ver para mi mayoría de edad y aun así siguió...

Al final el dolor fue tal que no pudo resistir y lo internaron...

La ultima vez que lo vi estaba acostado en una camilla de telas blancas, abajo de él una gran bolsa quirúrgica llena de orina. Estaba conectado a todo tipo de vías y una maquina que le controlaba la presión... Pero a pesar de todo, nunca dejó de sonreírme. No me acuerdo si me dijo algo cuando abandoné su habitación, pero recuerdo que lo iba a volver a visitar en unos días...

Lo siguiente que recuerdo es estar vestido de negro, corriendo ingenuo alrededor de la iglesia mormona cerca de su casa. Mi abuela llegó poco después, llorando a mares y yo no sabía por qué, no sabía nada...

Mi abuelo había fallecido días antes ¿La causa del deceso? Nunca me la dijeron. Ahora estaba en féretro marrón barnizado a tapa cerrada, un hermano de la iglesia estaba haciendo una plegaria por él... 

Cuando llegó mi momento de pasar a despedirme ¿Saben lo que hice? Le di un dibujo, un mísero dibujo de un tren mal dibujado y una casa... No pude llorarle ni aun cuando le deje el dibujo en el féretro, era muy chico para entenderlo...

Y se fue, ya no está al igual que muchos...

De grande me enteré de todo y hasta hoy en día cargo con eso, el saber que no estuve para él cuando más me necesitó...

Realmente agradezco si llegaste hasta aquí, no sabes cuanto...

Le he puesto alma y cuerpo a todas las palabras que escribí. Realmente quiero que lleguen a todos, por eso, si te gustó, recomiéndala y si no puedes, deja tu comentario y dale a la estrellita, eso ayuda un montón aunque no lo creas.

Quisiera escribir tantas cosas y no puedo...

Quisiera decirte tantas cosas y no puedo...


La Loba y El MaquinistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora