Lo vi... Por un momento luego de volver mi vista hacia afuera, lo vi, vi una gran silueta moverse entre las densas capas de bruma. Fue por décimas de segundo, pero estaba seguro... De un momento a otro nos iban a atacar estaba más que seguro...
— ¡Creo que lo vi! — Grité, sin dejar de perseguir aquella silueta con mi mirada.
No habíamos desarrollado un plan con Tália, una vez nos atacaran tendríamos que actuar rápido he improvisar sobre la marcha, dispararles solo los retrasaría y no teníamos otra arma capaz de hacerles daño salvo el rifle que tenía en mis manos. Además, parecía que íbamos a la máxima velocidad gracias a las grandes habilidades de Tália para controlar a Edelweiss.
Algo teníamos que formular...
La silueta del Gran Colmillo se alejaba y se acercaba por momentos, moviéndose erráticamente, no tenía un patrón, siquiera podría descifrar una señal para adivinar sus movimientos. Simplemente nos seguía a la espera del momento oportuno para atacar.
— ¡Demonios, no para de moverse! — Maldecí, incapaz de pensar algo — ¡Tália... tendremos que improvisar, así que acepto sugerencias! — Le dije con una sonrisa simulando confianza.
Ella se dio la vuelta hacia mí y con la misma sonrisa de confianza respondió...
— ¡Yo solo les disparaba cuando los veía y con eso se iban, no sé qué más ofrecerte! — Levantó sus hombros en señal de rendición y volvió a su lugar.
— ¡Me gusta tu idea! — Respondí sarcásticamente — ¡Era la misma que tenía yo... no es que tuviéramos mucho para elegir tampoco...!
Y habría que aprovecharlo, mientras más los retrasáramos, más cerca estaríamos de nuestro destino. Con eso en mente y ante la falta de soluciones, apunté y jalé el gatillo con fuerza.
"¡¡¡Pafff...Chick-Chack!!!" La bala salió disparada cortando el viento y la niebla, siendo absorbida por aquel paisaje blanco. Para mi desconcierto la silueta ni se inmutó y siguió corriendo a nuestro compás, como si la bala nunca le hubiera dado...
— Debió ser por el viento... — Deduje al ver la inmutable sombra del Gran Colmillo entre toda aquella vorágine de viento y nieve.
Esta era la primera vez que disparaba en un entorno con tormenta de nieve y ventisca, no había pensado en como el viento afecta las balas y tampoco entendía bien cómo funcionaba disparar con el viento en contra ¡¡¡Siquiera sabía en qué dirección iba el viento!!!
No quería volver a fallar, no debía fallar, tenía muchas promesas que cumplir y una vida que vivir ¡Se lo prometí a mi abuelo, a Tália, incluso a mis padres...! Pero lo tenía todo en contra, el viento, la poca visión, el frio que me carcomía la cara y las manos, y por, sobre todo, las expectativas de todos los que confiaron en mí...
Sentía el peso de mis decisiones, debía actuar, aunque tuviera que hacer lo imposible. Si Tália pudo por qué yo no. Cuando volteé a buscar el consuelo de Tália una vez más, me sentí como un inútil. Siempre buscaba el consuelo de los demás. Por más que digiera "no huiré más", me había vuelto a bloquear, mi miedo me había bloqueado.
Mi mente divagaba entre la idea de volver a fallar si lo intentaba o morir sin haberlo hecho siquiera. Tenía a mi mente en contra y hasta el clima estaba en contra mío... Pero debía actuar, se lo había dicho a todos y todos confiaron en mí. No podía traicionarlos ahora...
Mientras yo pensaba, la sombra del Gran Colmillo se acercó más, haciéndose cada vez más visible aquella figura blanca oculta entre la bruma y presionándome cada segundo más para actuar ¡Tenía que hacer algo, si no lo hacía esa cosa iba a lanzarse hacía nosotros...!
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La Loba y El Maquinista
RomanceUn huérfano sin nombre, perdido y atormentado por su pasado. Sus únicas posesiones, un tren, una pistola y... aquel maldito nombre... aquel que le dio su salvador cuando era niño y una maldición que le corrompe la mente a diario... Perdido y sin rum...