Una Loba en el Gremio Comercial, Parte 2

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El maquinista solo se dignó en saludarnos con la mano y gritarnos con una sonrisa

— ¡Suerte muchachos!

Le devolví el saludo con mi otra mano y seguimos bajando. Ni bien terminamos de bajar Tália comenzó a quejarse.

— ¡Espera Bullet! ¡Me estas apretando fuerte el brazo! — Comenzó a golpearme el brazo para que la soltara — ¡Espera un momento!

— ¡Discúlpame Tália, me puse nervioso, creo...! — Dije, soltándole casi al instante su brazo.

Para mi sorpresa ella no respondió de la misma que yo esperaba.

— ¡Mira cómo me dejaste el brazo! — Gritó mientras se levantaba el pocho y las mangas, y se quitaba un guante.

Su brazo estaba blanco justo en la zona donde la había agarrado. Aunque rápidamente estaba volviendo a su tez blanquecina rosada normal. Mientras divagué, debí de haberle apretado su brazo, quizás por los nervios.

Curiosamente pude observar también que, la parte externa del brazo de Tália tenía un pelaje muy similar al de su pierna que terminaba en la parte posterior de su mano. Mientras que, en contraparte la parte interna del brazo y palma no tenían pelaje alguno.

Luego de simular ver la zona donde la agarré para no parecer maleducado, respondí mostrando cierta culpa.

— Lo siento Tália. En serio te pido disculpas por eso...— No podía responder de otra manera.

— ¡No necesito una disculpa tuya! — Parecía que se estaba enojando más, estaba haciendo un puchero con su cara.

— De nuevo, lo siento Tália — Eso lo dije a propósito, solo quería ver su cara.

Simplemente ver como reaccionaba y se enojaba me parecía muy adorable. Aunque no podía "torearla" por mucho tiempo, no quería que se enojara de verdad.

— Tália, relájate ¿sí? Mira, dime ¿Dónde ese lugar de comida que me dijiste? Te compraré lo que quieras a modo de disculpa, no me vas a decir que eso no te gusta ¿no? — La mire con una mirada sugerente

— ¿Me estas comprando con comida? — Ella me hizo la misma mirada

— No, solo me estoy disculpando de otra forma... Ya sabes no verbal.

El enojo se le paso rápido, su cara de puchero paso de eso a tener una sonrisa juguetona en su cara.

— Solo te digo, me gustan mucho los panes rellenos que venden ahí — Señaló hacia un puesto lleno de gente — ¿Estás seguro? — Entrecerró los ojos como si me evaluara.

Su sonrisa y mirada hacia mí me lo decía, ya no estaba enojada. Verle la cara, junto con las orejas levantadas tras su gorro, me recordaba ciertamente a un lobo, a uno con mucha hambre... Sería prudente conseguirle comida rápidamente. Así que comencé a buscar en mis bolsillos mi bolsa de monedas, una vez la encontré saqué una vieja moneda de plata. Serviría para comprar muchos panes y no resalta tanto a la vista como una moneda nueva.

— Tália, toma esta moneda de plata y ve al puesto de panes, como te dije, compra todos los panes que quieras, pero guárdame unos para mi ¿sí? Mientras tanto yo voy al Gremio. Te espero en la entrada ¿Te parece un buen plan? Tú comes y yo me reúno con mi colega Lucius en el Gremio.

Su cara estaba postrada en la vieja moneda de plata. No parecía que me hubiera prestado atención.

— ¡Tália! ¡¿Me entendiste?! — Le chasquee los dedos frente a la cara

— Sí, yo voy a comprar pan y tú vas al gremio. Me parece perfecto. — Respondió casi salivando y con la mano extendía hacia la moneda.

Sin perder mucho el tiempo le entregué la moneda de plata y ella se fue casi corriendo hacia el puesto al otro lado de la calle. Por mi parte, luego de verla irse me di la vuelta y me dirigí hacia el Gremio.

La Loba y El MaquinistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora